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COMENTARIO AL EVANGELIO XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

13 junio, 2023

Ex 19,2-6a
Sl 99,1b-2.3.5
Rm 5,6-11
Mateo 9,36-10,8

Idea central de la Palabra de hoy: “DIOS ES UN DIOS LIBERADOR, DIOS AMOR, Y SIEMPRE QUIERE OFRECERNOS LA SALVACIÓN”.

El pueblo de Israel se encuentra en un momento difícil en lo que se refiere a su relación con Dios. Éste, movido por su misericordia, por puro amor y fidelidad a la promesa hecha a sus padres, intervino en favor del pueblo. Le pide que ha de escuchar y obedecer, es decir, oír y cumplir que no es otra cosa que creer en Él y seguir su voluntad.

Vemos que la iniciativa parte de Dios. El hombre se encuentra alejado de Dios. Dios le tiende la mano y lo llama a vivir en amistad. Lo lleva hacia sí estableciendo un pacto: “Tú serás mi Pueblo, y yo seré tu Dios”.

Jesús siempre permanece atento a las personas. Observa, mira, escucha y… actúa. No le pasan desapercibidas las necesidades de los demás, de ahí que se compadece de las personas que llevan tanto tiempo junto a ellos y que estaban muy cansados. Entonces, dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

Es en este momento cuando elige a unos cuantos discípulos y los envía a llevar la Buena Nueva predicando que el Reino está cerca.

La gente que está con él ha seguido a Jesús para escuchar su palabra, una Palabra que daba esperanza, pues, a veces, incluso tocando su manto quedaba curada.

Jesús mismo buscaba a estas multitudes cansadas y agobiadas como ovejas sin pastor y las buscaba para anunciarles el Reino de Dios y para curar a muchos en el cuerpo y en el espíritu. Ahora los llama a todos a su lado: “Venid a mí”, y les promete alivio y consuelo. Necesitamos mirar a los ojos a esas personas con una mirada limpia y clara.

¿Cómo era la mirada de Jesús? La mirada de Jesús estaba llena de cariño, respeto y amor. Le dolía el abandono en que se encontraban tantas personas solas, cansadas y maltratadas por la vida.

Esta invitación de Jesús se extiende hasta nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas, oprimidos por precarias condiciones de vida, por situaciones existenciales difíciles y a veces privados de puntos válidos de referencia.

En los países más pobres, pero también en las periferias de los países más ricos, se encuentran muchas personas cansadas y agobiadas bajo el peso insoportable del abandono y la indiferencia. La indiferencia: ¡cuánto mal hace a los necesitados la indiferencia humana!

Necesitamos mirar a los ojos a esas personas con una mirada limpia y clara.

Necesitamos escuchar de nuevo las palabras de Jesús para redescubrir la verdadera misión de los creyentes en medio de esta sociedad. Así recoge el evangelista Mateo su mandato: «Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido. Dad gratis».

Nuestra primera tarea también hoy es proclamar que Dios está cerca del hombre, empeñado en salvar la felicidad de la humanidad. Pero este anuncio de un Dios salvador no se hace a través de discursos y palabras sugestivas. No se proclama por la radio ni se difunde desde la pantalla del televisor. No se asegura sólo con catequesis ni clases de religión.

Sólo hay una manera de proclamar a Dios: Trabajar gratuitamente por infundir a los hombres NUEVA VIDA.

Quizás sea bueno dejarnos mirar por Dios, para contagiarnos de su modo de mirar y poder ser, en el aquí y ahora, expresión de la mirada amorosa de Dios.

Y, ante tantas noticias que nos llegan para acoger a aquellos que vienen huyendo del horror, de la guerra, del temor, nosotras seamos coherentes y miremos con ternura, desde la sencillez de corazón.

No nos dejemos dominar por opiniones, muchas veces acomodadas, que distorsionan la realidad.

Esta cruda situación, nos tiene que tocar el corazón y sentir con estos hermanos que sufren, con frecuencia anónimos para nosotras pero con rostro humano. Tengamos entrañas de misericordia y dejémonos mirar por Jesús a los ojos; ojos que interpelen y nos dejen sin palabras, que lleguen hasta el corazón, porque la única palabra es misericordia y ternura.

¡DAD GRATIS LO QUE HABÉIS RECIBIDO GRATIS!

Provincia “Rosa Santaeugenia”