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COMENTARIO AL EVANGELIO – 1 DE NOVIEMBRE – FIESTA DE TODOS LOS SANTOS

31 octubre, 2022

Evangelio según san Mateo (5,1-12)

Jesús no excluye a nadie. Él anuncia a todos la Buena Nueva de Dios, pero esta buena noticia no puede ser escuchada por todo el mundo de la misma manera. Todo el mundo puede entrar en su reino, pero no todos de la misma manera, porque la misericordia de Dios urge a que ante todo se haga justicia a los más pobres y humillados. Por ello, la llegada de Dios es un regalo para los pobres y se convierte en amenaza para los que promueven su explotación.

Jesús declara de manera rotunda que el Reino de Dios es para los pobres. Tiene ante sí aquellas personas que viven humilladas en sus pueblos, sin poder defenderse de los poderosos terratenientes; conoce el hambre de aquellos niños desnutridos: ha visto llorar de rabia y de impotencia a aquellos campesinos, cuando los cobradores de impuestos se llevan lo mejor de sus cosechas. Por eso son ellos los que necesitan oír antes que nadie la Buena Noticia del Reino: «¡Felices los pobres, el Reino de Dios os pertenece! Felices los que ahora pasáis hambre: ¡Dios os saciará! ¡Felices los que ahora lloráis, llegará el día que reiréis! Jesús los declara felices incluso en medio de la situación injusta en que viven; y no porque pronto vayan a ser ricos como los grandes propietarios de aquellas tierras, sino porque Dios ya está llegando para suprimir la miseria, poner fin al hambre y hacer que en sus labios aflore una sonrisa. ¡Él se alegra con ellos! No los invita a la resignación, sino a la esperanza. No quiere que se hagan falsas ilusiones, sino que recuperen la dignidad. Todo el mundo ha de saber que Dios es el defensor de los pobres y que ellos son sus preferidos. Si su Reino es acogido, todo cambiará para el bien de los últimos. Esta es la fe de Jesús, su pasión y su lucha.

Cuando declara las bienaventuranzas, Jesús no dice que los pobres son buenos y virtuosos, sino que están padeciendo injustamente. Si Dios se pone de su parte, no es porque lo merezcan, sino porque lo necesitan. Dios Padre, que tiene misericordia de todos, no puede reinar, sino haciendo ante todo justicia para aquellos que son tratados injustamente. Eso es lo que despierta una gran alegría en Jesús y es la gran noticia del Evangelio: ¡Dios defiende y está al lado de los que nadie defiende!

H. Teresa Maluquer