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VIAJE A GOMBRÈN – CAPITULARES DE LA PROVINCIA ROSA SANTAEUGENIA

23 enero, 2024

¡VIAJE FELIZ Y ENCUENTRO INOLVIDABLE!

“Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, a partir de las tres empezaré a ser feliz”. (El Principito)

El gozo está en prepararnos, en esperar el momento de felicidad. La espera nos da vida, nos relaja y nos hace felices.

Desde el miércoles pasado, cuando recibimos la gran noticia de que nuestras hermanas de Gombrèn nos invitaban a pasar un día con ellas y tomar un refrigerio juntas, nuestro corazón se alegró. ¡Qué bueno es volver a la casa del Padre, volver a ver nuestras raíces! Algunas sólo habían estado allí una o dos veces, pero otras en varias ocasiones.

Durante el camino hubo mucha alegría y cantos al Padre Coll. ¡Qué emocionadas estábamos!

A la entrada de Gombrèn ya nos esperaban las hermanas Montserrat Sala, priora de la comunidad y Marlene una de las 5 hermanas asignadas a la misma.

Como era de esperar, nuestro primer espacio en visitar fue la capilla de la casa natal del P. Coll, lugar exacto donde nació. Allí recibimos una cálida bienvenida por parte de la Hna. Montse Sala.

La Hna. Montse nos felicitó porque había seguido las informaciones de nuestro II Capitulo a través de las redes sociales y valoró nuestras informaciones; el lenguaje y la profundidad de los textos y el compromiso de nuestro ser como Dominicas de la Anunciata.

Luego nos dirigimos a visitar el nuevo edificio, añadido a los anteriores, con la finalidad de acoger a más grupos de alumnos de los colegios FEDAC y otros que lo soliciten. Es una bonita construcción de tres plantas y dos sótanos llena de luz. Las habitaciones con su cuarto de baño y cuatro o cinco literas ocupan las 3 plantas y el primer sótano y tienen además alguna sala o despacho y en el segundo sótano hay una gran sala adaptada para múltiples usos y que da acceso a servicios diversos y por un pasillo comunica esta nueva obra con los otros edificios de la casa y da salida a un patio desde el que se vislumbra la montaña con el Santuario de Ntra. Sra. de Montgrony y la Iglesia de San Pedro.

En este gran espacio, preparado para el encuentro, nos sentamos alrededor de un altarcito decorado y presidido por las imágenes de La Anunciata, P. Coll y Virgen de Montgrony.

La Hna. Montse nos presentó a las hermanas de la comunidad una por una y les pidió nos compartieran un poco su misión. De las 5 Hnas, faltaba la Hna. Marlise, africana, por estar de vacaciones con su familia. A medida que cada una nos comunicaba su actividad en la casa, quedábamos asombradas al escuchar lo que con gozo y sencillez nos decían y nuestro corazón se llenaba de emoción. ¡Cuánta riqueza! ¡Cuánta vida! Colaboran en la Parroquia y en el Hospital de Campdevànol; ¡Qué bien se relacionan con la gente del pueblo! ¡Acompañan, animan, acogen, sirven y ayudan a los grupos que llegan a pasar unos días de convivencia; espiritualidad, reflexión y saben coordinarse con la directora seglar y directivos de la FEDAC!  Se las nota convencidas de que es una misión que da vida y fuerza a la figura del Padre Coll del que hablan y dan testimonio a todos los que ya le conocen y también cuando se les presenta la ocasión a otros que pasan por el pueblo.

Después del momento de compartir salimos al jardín para la tradicional foto con el Padre Coll.

De regreso al salón iniciamos el rezo de vísperas, recordando la semana de oración por la unidad y el Domingo de la Palabra de Dios. En la introducción destacamos nuestra presencia allí, lugar incomparable, la casa de nuestro Padre, pidiendo su intercesión. Con el salmo 118 le pedimos al Señor que mantenga nuestro corazón firme en el proyecto de Su Palabra y con la lectura de Hebreos que Él cumplirá en nosotros todo lo que Él quiera.

Inmediatamente después de la oración fuimos a compartir la mesa de la merienda-cena preparada con esmero por nuestras hermanas. Como siempre no podía faltar el vino y el postre típico de allí.

El tiempo pasó rápido… ¡Ya era hora de volver a Vic!  Sin embargo, el viaje de regreso sería diferente: silencio, escucha, discernimiento… ¿Qué habría dicho el padre Coll a cada una? Ciertamente en nuestro corazón resuena: “¡Queridas hijas, no olvidéis que sois obra de Dios! ¡AL CIELO, AL CIELO, AL CIELO!

Hnas. Capitulares