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TERCER DÍA DE ESPIRITUALIDAD – RESURRECCIÓN – FRATERNIDAD

9 enero, 2024

SESIÓN DE LA MAÑANA: LA FRATERNIDAD

La resurrección de Jesús es el origen y el motivo de nuestra fe y de nuestra esperanza. La resurrección no es solo un tema de reflexión teológico, ni es solo un tema de reflexión y contemplación, es un camino de vida. La resurrección de Jesús es algo que está y está en nuestro presente y en nuestra vida. La resurrección abre un futuro nuevo y es lo que tenemos que vivir. Es nuestro futuro y nuestra esperanza.

En los relatos de la resurrección en los evangelios, podemos darnos cuenta de que los discípulos de Jesús necesitaron mucho tiempo para integrar y vivir ese acontecimiento en sus vidas. Nosotros también necesitamos mucho tiempo para sacar todo el contenido de este hecho.

Casi todos los textos de la resurrección tienen el mismo esquema:

  • Se encuentran con el Resucitado.
  • No le reconocen en el primer momento
  • Reconocen a Jesús cuando escuchan su palabra, o por gestos vividos con Él.

El encuentro de Jesús con María Magdalena (Jn 20, 11-18)

María se inclina hacia el sepulcro (nos indica el sepulcro de su propia vida) descubre a dos ángeles y ellos le preguntan por la razón de su tristeza, ella levanta la cabeza y mira a su alrededor. María descubre a Jesús cuando éste la llama por su nombre, ella le responde llamándolo Maestro y Jesús la envía, todo encuentro con el resucitado termina con el envío, id y anunciad.

El mayor signo de la resurrección de Jesús es que cambiaron sus vidas, de repente los encontramos recorriendo el mundo entero anunciando el mensaje de Jesús. De la resurrección de Jesús nace el hombre nuevo, es la llamada que nos hace a nosotros a vivir de otra forma, es la llamada a vivir el perdón, la misericordia.

  • ¿A qué me llama Jesucristo hoy?
  • ¿De qué manera dice mi nombre y me llama?
  • ¿Qué tengo que dar y entregar en este momento de mi vida?

SESIÓN DE LA TARDE: LA FRATERNIDAD

En la tarde del 8 de enero la reflexión se hace en torno al tema de LA FRATERNIDAD, como camino para desarrollar actitudes esperanzadas y que puedan transmitir esperanza a los demás, vivir las dificultades del día a día y dinamizar las comunidades cristianas parroquiales.

  • Una de las características de la vida nueva que Dios nos da es que los otros son hermanos. Al descubrir a Dios como Padre hemos de tener claro el sentido de los otros como hermanos.
  • Es una dimensión central en la vida religiosa y un desafío en el momento actual: construir comunidades vivas, esperanzadas, que transmitan evangelio, vida de Dios… sin perder de vista que la vida fraterna es lo que se recuerda con alegría pero también la que causa dolor y dificultad. Damos más importancia al elemento relacional que al institucional y eso hace que nos parezca más difícil el ideal comunitario

Las relaciones humanas son siempre conflictivas. Las personas somos cambiantes y esto da lugar a diferencias, desacuerdos, incomprensiones… pero hemos de seguir cooperando, dialogando, trabajando en equipo, tratando de entendernos.

Falsas imágenes de Comunidad:

  • La Comunidad espacio ideal que no existe. En algún momento nos decepcionará.
  • La Comunidad no está formada por personas perfectas, plenas… hay imperfecciones y heridas en las personas que son difíciles de controlar y canalizar. Pero hemos de pensar que al igual que Dios me ha elegido a mí ha elegido a las otras hermanas de mi comunidad.

Es de suma importancia que nos preguntemos: ¿Para qué vivimos en Comunidad?

  • La Fe cristiana sólo se puede vivir en grupo, en relación con otros, porque es la manera de responder a nuestra vocación. La finalidad y misión de la vida en común es responder a la llamada de Jesús que nos ayude a crecer, a madurar, a responder en fidelidad afianzando y fortaleciendo nuestra vocación.
  • Dios es tan grande que penetramos en él de la mano y las experiencias de los otros.
  • San Cipriano en su comentario al Padre nuestro nos hace caer en la cuenta de que decimos Padre nuestro y no padre mío.
  • La Comunidad no nace de nuestra elección o simpatía natural, sino de la común llamada, y hemos de procurar que nuestros sentimientos no condicionen la forma de relacionarnos debiendo aceptar a todos y construir juntos colaborando en la medida de nuestras posibilidades.
  • Para hacer una Comunidad mejor no hay más camino que el de la implicación y el compromiso personal.

Actitudes básicas para hacer comunidades mejores:

  • Acoger: a la persona y su modo de ser.
  • Escuchar: Intentar entender la experiencia de vida y los sentimientos que hay detrás de las palabras de la otra persona.
  • Ayudar: ayuda material, espiritual, cuidar…
  • Sobrellevar: mayores, enfermos, crisis personales, no airear limitaciones y heridas de las hermanas.

El Padre Ricardo anima al Capítulo a plantearse la pregunta:

¿Cómo responder a Dios en las circunstancias que vivimos?

Llamadas a DAR, no recluirnos, seguir siendo apostólicas con la confianza de que lo que se da, crece. No es tiempo de añoranza, ni de lamentaciones. Darlo todo según la realidad del momento y confiadas en las promesas de Dios que siempre se cumplen. Al finalizar su exposición nos pone como ejemplo de esperanza Bíblica el texto de la viuda de Sarepta: el cántaro de harina no se vaciará y la aceitera no se agotará… DAR aunque sea poquito lo que tenemos… Su Palabra nos traerá Gracia y liberación.

Hnas. Capitulares

II Capítulo Provincial – Provincia Rosa Santaeugenia