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PROVINCIA SAN MARTÍN DE PORRES

5 enero, 2018

FORMACIÓN PERMANENTE

El día 14 de diciembre por la tarde, nos reunimos en la casa de retiro de Ayagualo, todas las Hermanas de la Provincia, digo todas a pesar de la ausencia física de algunas que tuvieron que quedar en las comunidades por cuestiones de salud y de fraternidad a las que necesitaban de cuidados, pues desde el recuerdo y la oración es-tuvimos juntas. Como todos los encuentros sabemos que supone alegría e ilusión saber que nos encontraremos unas con otras. Es el sentir un saludo acompañado de un fuerte abrazo y la cálida bienvenida que todas nos damos mutuamente, es el interesarnos unas por otras y estar pendientes de las que aún no llegan, desde este momento se deja atrás todo cansancio que pudo suponer el traslado.

Dentro del acto inaugural Hna. Rosa María Leal Fernández, Priora Provincial, al darnos la bienvenida invitó a vivir este tiempo de encuentro con la mayor intensidad posible, celebrando y compartiendo el don del llamado que se expresa en nuestra fraternidad, seguidamente dio la bienvenida a nuestra querida Hna. Miriam Zapeta, Consejera General, que nos hizo llegar el saludo fraterno del Consejo General. Entramos de lleno en sintonía con el Señor, nos dispusimos a ir a la capilla para iniciar con la oración de la llamada, bajo diferentes personajes bíblicos, nos puso en ruta para contemplar el llamado de Dios en nuestra historia para hacerlo palpable en la realidad de nuestros pueblos y de nuestra gente, somos testigos de un amor que nos llamó y confió en nosotras el anuncio del Reino.

Atendiendo a los llamados de la Iglesia a través del Papa Francisco de buscar la resignificación de nuestra vida consagrada nos dispusimos a contemplar la realidad de don-de se encuentran cada una de nuestras comunidades, sintiéndonos desafiadas a una búsqueda constante de discernir a nivel personal y comunitario los signos de muerte y las causas que lo generan para que, desde nuestra disposición de discípulas, a los pies del Maestro, sigamos llevando el evangelio de la alegría y la esperanza.

En la primera jornada del día 15 el Padre Rodolfo Cardenal S.J des-de su experiencia, tomó como punto de partida tres cuestionamientos que nos llevaron a la reflexión personal y desde esa introspección contestarnos: ¿Dónde estamos?, ¿Quiénes somos? Y a estas alturas de nuestra vida, ¿Cómo está esa primera llamada? Nuestra única pretensión debe ser que la Palabra cobre cuerpo, que desde mis cualidades y limitaciones aporte a la vida apostólica, hemos sido llamadas a ser discípulas para formar un Cuerpo, el Cuerpo de la Anunciata, y mirar la misión como lugar de búsqueda para llegar a la humanidad que vive inmersa en un sistema neoliberal que es sumamente salvaje.

Ante la realidad que nos reta Cardenal nos animaba a aprovechar las plataformas que tenemos para hacer de nuestra misión una búsqueda constante de llevar esperanza, intentar todo y quedarse con lo bueno. El siguiente enfoque lo hizo desde el documento LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO, retomando que el evangelio es una oferta y toda persona es digna de este; oferta porque es la revelación del amor de Dios a la Humanidad y digna porque el ser humano es obra de Dios, creatura suya reflejo de su ternura infinita, es inmensamente sagrado.

Por lo tanto, el encuentro con Dios es uno de los presupuestos para que en nosotras nazca el amor y la alegría, una alegría que se adapta y se transforma desde la certeza de sentirnos profundamente amadas. Estamos llamadas a ser mujeres plenamente humanas para permitir que Dios nos lleve más allá, hasta encontrar la plenitud. Nuestra misión es acompañar, supone paciencia ante los frutos que se recogen; sin forzar ni imponer, teniendo en cuenta que solo nos toca sembrar y Dios es el que se encarga de los frutos. La misericordia tiene que ser el eje central del anuncio que llevamos a nuestros hermanos, es una actitud que nos permite reconocer que en medio de nosotras hay algo más digno, es preparar el camino para que otros se encuentren con Dios, somos una voz que grita para despertar la fe, lo único que nos toca es poner los símbolos del amor, la misericordia, la humildad y la alegría como testigos que somos.

Reflexionamos dos íconos de fidelidad al Evangelio: Monseñor Romero, con él la Palabra toma carne y se convierte en una dimensión profética, predicar es dejar hablar a Dios aquí y ahora. Segundo, nuestras Hermanas Mártires que desde su sencillez y confianza a Dios vivieron los acontecimientos de su historia con valentía y fidelidad al evangelio, todavía nos conmueve ver fotos de su martirio y escuchar a Hna. María Teresa Malagarriga nos permitió palpar más de cerca toda la riqueza y el legado que dejan a nuestra vida, como Dominicas de la Anunciata.

Tantas reflexiones vividas en el encuentro a nivel personal y en las comunidades de vida nos permitieron hacer un alto y tomar distancia para seguir escuchando las mociones del Espíritu en esta realidad histórica, que cada día sigue clamando justicia, verdad, igualdad, amor, misericordia, fraternidad… y está esperando de nosotras esa partecita de Reino, que todas llevamos dentro, como Cuerpo que somos desde la riqueza de nuestro carisma, se nos ha confiado acoger la vida para cuidarla y protegerla en todas sus dimensiones. Necesitamos seguir sembrando esa fuerza salvadora de Jesús, orar para que cada día el trigo vaya creciendo a pesar de estar en medio de la cizaña; siempre buscar esa pequeña fibra humana que a pesar de la maldad que haya, no desaparece, afianzar nuestra unidad para que nuestro primer Anuncio sea desde la vivencia fraterna, sencilla y alegre de cada una de nuestras comunidades.

Una dominica de la Anunciata tiene que vivir su consagración desde una espiritualidad encarnada, des-de la experiencia del testigo y el discipulado, siempre a los pies del Maestro. La segunda parte del en-cuentro fue el momento Congregacional, de acción de gracias por toda la vida entregada en la misión que realizamos. El Consejo Provincial de manera creativa y profunda recogió los pasos de la Anunciata en Centro América y México, momento de bendecir, agradecer, es-cuchar, reconocer y de sentirnos conmovidas para seguir en fidelidad. Gracias Hermanas por presentarnos toda la riqueza que encierra la Provincia, ya lo decía el Padre Cardenal: Son una Provincia con mucha riqueza por diversidad de edades y la pluriculturalidad, pero también supone un reto para unificar todo un Cuerpo Provincial.

Fueron momentos especiales el compartir de Hna. Miriam sobre la “Anunciata Solidaria”, ONG de la Congregación, quien con la sencillez que le caracteriza explicó en detalle su historia y organización; el compartir de nuestras hermanas que participaron en el encuentro de Carisma y la celebración de bodas de plata pues su sí nos motiva a estar en camino y seguir respondiendo con fidelidad. Felicidades Hermanas, que Dios siga siendo su compañero de camino.

Sólo la experiencia de “testigos” nos hará vivir desde la alegría del Evangelio. Gracias a nuestro Consejo Provincial por su fraternidad, su preocupación y calidez ante las necesidades de cada una y a Hna. Miriam por su presencia cercana, su escucha y su sencillez. No quiero terminar las últimas líneas sin agradecer a todas las hermanas que, desde sus dones, creatividad y alegría nos hicieron pasar momentos de alegría y regocijo. NOS BRINDAMOS UN GRACIAS A TODAS POR NUESTRA PARTICIPACIÓN FRATERNA Y ACTIVA, NO CABE DUDA QUE EL SEÑOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTRAS Y POR ESO NOS SENTIMOS CON GOZO.

 

H. María Lucía Atenco