El logo y el lema del XXVII Capítulo General, XXV Capítulo General Electivo son una invitación a mantenernos en actitud de apertura a la acción del Espíritu.

Desde lo que somos, Dominicas de la Anunciata, con nuestra identidad y carisma, participamos en la misión evangelizadora de la Iglesia. Misión que vivimos en diferentes mediaciones apostólicas y que también comunicamos de diversas formas a nuestro mundo.

El logo quiere expresar que somos una familia religiosa internacional y multicultural expandida por el mundo bajo la acción del Espíritu Santo.

El escudo congregacional nos presenta, comunica quiénes somos.

Los cuatro rostros situados en el centro del logo y en tonalidades semejantes afirman que compartimos una misma identidad y, al mismo tiempo, cómo nuestras miradas y perspectivas son diferentes.

Las líneas de colores quieren expresar la acción misteriosa, sorprendente y creativa del Espíritu de Dios. Aliento de vida que nos abraza en nuestro ser, en nuestra vulnerabilidad, en nuestra condición humana. El soplo del Espíritu nos envía a un mundo lleno de vida y desafíos.

El mapamundi trae la realidad de la cual procedemos y a la cual se nos envía como portadoras de la Buena Noticia. La universalidad de nuestra Congregación se hace presente en los cuatro continentes y veintiún países en los que estamos insertas. Realidades en las cuales vivimos y anunciamos el Evangelio.

En el siglo XXI nos sentimos urgidas a comunicar y compartir la alegría de nuestra vocación: la vida y misión de la Anunciata más allá de las fronteras geográficas. El mundo digital nos reta.  Las redes sociales se nos presentan como nueva mediación apostólica.