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COMENTARIO DE LA PALABRA – I DOMINGO DE CUARESMA CICLO B

15 febrero, 2024

Génesis 8, 8-15
Salmo 24
1 Pedro 3, 18-22
Marcos 1, 12-15

Hemos dado inicio a un tiempo fuerte de conversión, las lecturas de este primer domingo de cuaresma, se convierten en un referente para iniciar ese proceso de interiorización y cambio, que implica que todo nuestro ser se pone en disponibilidad para realizar la voluntad del Señor.

En la primera lectura, se nos narra la alianza que Dios establece con los hombres y mujeres, después del diluvio “Ahora establezco una alianza con ustedes y con sus descendientes”; esta alianza establecida con Dios nos refleja su amor tan entrañable, el cual, se extiende a todas las generaciones. El salmista nos invita a reconocer que en medio del correr del día a día, necesitamos la compañía del Señor, para poder caminar por el sendero marcado por Él para nuestra vida. “Descúbrenos, Señor, tus caminos”, es la oración que elevamos, con la plena confianza que Él es bondadoso y por eso experimentamos su amor y su perdón.

San Pedro en su primera carta nos recuerda que el agua del diluvio fue y sigue siendo un símbolo del bautismo que nos salva, que no se limita a quitar la suciedad corporal, sino que nos debe comprometer a llevar una vida de acuerdo a lo que Dios pide.

En el pasaje del Evangelio, contemplamos a Jesús retirándose al desierto, donde también fue tentado por el enemigo, en ese sentido, el tiempo litúrgico que hemos iniciado nos invita también a retirarnos, a reflexionar sobre nuestra vida y a reconocer todo aquello que resuena en nuestro interior.

Ver a Jesús tentado por el mal, nos permite darnos cuenta de que en medio de todo lo que se nos presenta, cuando somos conscientes de lo que realmente debemos hacer, el enemigo no puede vencernos, no puede hacernos caer; Jesús, después de estar cuarenta días sufriendo y superando la dureza de esas tentaciones en el desierto, retoma su misión en Galilea anunciando que se ha cumplido el tiempo y que está cerca el Reino de Dios. La invitación a convertirnos y a creer en el Evangelio, nace de esta experiencia de Jesús, recordándonos que cada día y cada vivencia deben convertirse para nosotros en una experiencia de conversión, que posteriormente nos lleve a anunciar la Buena Nueva a través de nuestra vida.

Humanamente puede volverse fácil identificar cuáles son las tentaciones que se nos presentan, pero eso no debe quedarse ahí, sino más bien, debe marcar el inicio de una lucha, en la que somos fortalecidos por el Señor, pues, como centro de nuestra vida debe estar la certeza del amor de Dios, de la presencia de Jesús y la actuación del Espíritu Santo. Todo esto nos debe llevar a concretizar en nuestras palabras, gestos y acciones la invitación de Jesús: “Arrepiéntanse y crean y en el Evangelio”

En este inicio del caminar cuaresmal, sería importante cuestionarnos sobre la manera que enfrentamos las tentaciones que en la vida se nos van presentando, ¿Soy capaz de enfrentarlas con la fuerza del Señor? O ¿Con facilidad me dejo vencer y caigo en aquello que sé no está bien? Que el Señor nos dé su gracia para vivir este tiempo privilegiado con mucha intensidad y con la conciencia que siempre es necesario ir reiniciando nuestra vida.

H. Karen Lorena Ramírez Pineda

Provincia San Martín de Porres