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Hechos 10, 34a. 37-43
Sl 117, 1-2. 16ab-17. 22-23
Colosenses 3, 1-4
Juan 20, 1-9

El domingo de Pascua, es un día muy especial, día de dar gracias a Dios por habernos dado su hijo Jesús, para libertarnos de la antigua vida y vivir un momento nuevo, una vida nueva. Es una invitación a dejar atrás todo lo que nos paraliza, nos impide ser «mejores «, más entregadas al servicio de los hermanos.

Celebrar la Resurrección es celebrar la alegría de salir de la esclavitud, ser hombres y mujeres nuevas, vivir el misterio de la Resurrección.

No podemos continuar buscando a Jesús entre los muertos, en la oscuridad. Jesús es el Señor de la vida.

Jesús resucita para enseñarnos el camino de la luz, y solamente vamos a conseguir ver esta luz, cuando abramos nuestra mente y nuestro corazón a la vida.  Para eso es necesario que nos preguntemos siempre: ¿Dónde busco al que VIVE? No podemos decir que amamos a Cristo Resucitado y continuar buscándolo entre los muertos, Él venció a la muerte, debe ser buscado donde está la vida y solo conseguiremos encontrarlo cuando consigamos vivir conforme el Espíritu nos pide, dejando a un lado lo que es pasajero, leyes y normas que no dan vida, que nos esclavizan.

Que podamos aprender con Cristo Resucitado, a construir relaciones fraternas, comunidades vivas en las que colocamos a Cristo en el centro, dispuestas a salir al encuentro de nuestros hermanos/as con alegría, promoviendo vida y dignidad para todos aquellos que son maltratados y excluidos por la sociedad.

¡FELIZ PASCUA para todos!

¡Que seamos mujeres dispuestas al Anuncio de la Palabra y a dar testimonio de la Resurrección del Señor!. 

Hna. María Penha Januário

Provincia “Rosa Santaeugenia”