La primera lectura de la 33ª Semana del Tiempo Ordinario ensalza a una mujer sabia, trabajadora, fiel, humilde y fuente de felicidad para su familia. La sabiduría la da Dios, por eso la mujer sabia es la que teme a Dios y honra a su familia. La segunda lectura extraída de la carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5,1-6 destaca la venida del Señor. Una venida de la que nadie sabe el día ni la hora.

Ciertamente, no debería sorprendernos, pero debe ser objeto de nuestras preocupaciones diarias. Por lo tanto, la espera de este día no debe ser pasiva. Tampoco debe asustarnos, debe ser motivo de trabajo y oración, en definitiva, motivo de compromiso. Más allá de eso, como hijos de la luz, Dios nos da lo que necesitamos para velar en acción y oración y mantener nuestras lámparas encendidas. El Evangelio según San Mateo 25,14-30. Nos habla del amo viajero que, antes de partir, confía sus bienes a sus sirvientes. Aquí vemos a los sirvientes en tres niveles, cuyos niveles van con la cantidad de sus talentos. Los patrones viajeros representan a Dios, los siervos representan a todos los cristianos, a los hombres en general. Los dones o bienes que Dios nos da. Estos regalos son: el amor, la palabra de Dios, el perdón y todo lo bueno que recibimos de Dios.

Los tres tipos de siervos representan cristianos o personas de diferentes habilidades. Por eso Dios, conociendo la capacidad de cada persona, da dones de manera desigual. Esta desigualdad, lejos de ser una injusticia, tiene en cuenta estas capacidades. Dios confía en nosotros y nos asocia a la construcción de su reino. Cada uno según sus capacidades. Nos pidió confiar en Dios en el uso de nuestros talentos, no debemos compararnos con los demás, porque sus talentos no son los nuestros. Cada uno de nosotros tenemos que trabajar según nuestros medios, nuestros talentos y nuestras capacidades, debemos hacer bien lo que sabemos hacer. En este evangelio, Dios da talentos, pero no indica cómo usarlos. Tienes que ser creativo y tomar iniciativas vinculadas a tus capacidades. Expresarse según las propias capacidades nos empuja a estar orgullosos de lo que sabemos hacer, de nuestra colaboración en la construcción de su Reino. Dios nos invita a creer en la confianza que deposita en nosotros. Los dos primeros siervos confiaron en Dios y obtuvieron la entrada al Reino, mientras que el tercero, que se dejó guiar por el miedo y el prejuicio, fue desterrado del Reino. Por eso, la confianza en Dios debe ser una luz, mientras que la desconfianza nos aleja del Reino. Es muy importante que desbloqueemos nuestros talentos para poder utilizarlos correctamente. Que el Señor nos conceda ser servidores fieles y confiados, siempre dispuestos a hacer fructificar los dones que nos ofrece. Domingo santificador para todos

Sr Uwujinema Marie Gorethi

Comunidad de Ruli – Ruanda