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165 años de la Fundación de las Dominicas de la Anunciata

10 agosto, 2021

FUNDACIÓN DE LA CONGREGACIÓN

Quienes conocieron al P. Coll aseguran que no se precipitaba en tomar decisiones; tardaba en dar una palabra o en adoptar una resolución pero, cuando se proponía algo tras madura deliberación, no era fácil en volverse atrás. La fundación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata fue resultado de muchos años de oración, reflexión y consultas.

Algunos dicen que soñaba ya con este proyecto en los años de seminarista en Vic; no es improbable que así fuera, dada su sensibilidad apostólica y el hecho de tener ante sí una nueva Congregación dedicada en parte a la enseñanza, cual era la de las Carmelitas de la Madre Vedruna. Le ayudaría a reflexionar también en esta misma dirección el centro formativo que regían las Dominicas del Beaterio de Santa Catalina, al que acudían numerosas niñas de la ciudad y de fuera de ella.

Los sueños de los años de formación fueron adquiriendo mayor consistencia en su mente y corazón a medida que recorría ciudades y pueblos en los que advertía la falta de escuelas, lo poco frecuentadas que estaban y la escasez de maestros. Pensó entonces en la fundación de una Tercera Orden dominicana docente, tanto para varones como para mujeres. Así lo aseguraba su colaborador el sacerdote Joaquín Soler, que tantas veces lo escucharía de sus labios en la casa que les era común en Vic. Comenzó, sin embargo, por la fundación de las Terciarias de Santo Domingo para la enseñanza y en esta obra, así como en el ministerio de la predicación, centró todo su esfuerzo.

Nos parece muy probable que estuviera ya totalmente resuelto a fundar en 1850; después de misionar durante casi quince meses ininterrumpidos por la diócesis de Urgel. Apoyamos esta suposición en que, de regreso por Barcelona, le fue concedido el nombramiento de Director de la Tercera Orden dominicana en Cataluña. El hecho tuvo lugar en el monasterio de Montesión, perteneciente a las monjas Dominicas contemplativas, el 6 de noviembre de 1850. Obtuvo este nombramiento del Vicario provincial para los Dominicos catalanes exclaustrados. Le parecía que este título podría facultar al P. Coll para poner en marcha el proyecto que sometía a su aprobación. Pero transcurrirán todavía casi seis años de preparación a todos los niveles.

Por fin reunió al primer grupo de postulantes en agosto de 1856 y así comenzó a tomar forma una nueva realidad en el ámbito de la Familia dominicana, mirada con suspicacia por muchos, positivamente combatida por algunos, y apoyada con decisión por otros. Todo contribuyó a ratificar al P. Coll en el convencimiento de que se trataba de una obra querida por Dios, amparada por la Santísima Virgen del Rosario y vivificada por los méritos e intercesión de Santo Domingo…

Del Libro TESTIMONIOS (Fr. Vito T. Gómez García op)