OCTUBRE – MES DEL ROSARIO JUNTO A SAN FRANCISCO COLL
“Rezadlo con fe viva, con toda humildad, con todo el fervor y atención posibles” (P. Coll)
El rosario es la oración de los sencillos y de los grandes. Es tan simple que está al alcance de todos; se puede rezar en cualquier parte y a cualquier hora. El rosario honra a Dios y a la Santísima Virgen de un modo especial. El rosario: un tesoro que recuperar…
El P. Coll se distinguió siempre por una singular devoción a la Virgen del Rosario: amante ferviente de la Virgen y fiel propagador del Rosario, lo rezaba con frecuencia y lo llevaba siempre en la mano.
Con el rezo del rosario, acostumbraba a dar comienzo a las Misiones y en varios lugares comenzaba la jornada con el Rosario de la aurora. Escribió La Hermosa Rosa y La escala del cielo, como ayuda para la meditación de los misterios, modo de oír la Santa Misa y otras devociones.
El Rosario Viviente que fomentó en Moià fue una herencia duradera[1]. Esta población, gracias al P. Coll, fue una de las primeras que celebró solemnemente el mes de María.
De D. Tomás Grau, Rector de Moià en 1979, encontramos este escrito: «El P. Coll aún vive entre nosotros, pues nos dejó la gran obra del Rosario Viviente, que después de tantos años, aún permanece vivo en nuestra casa… Una hermosa herencia espiritual dejada y conservada por nuestros antepasados durante tantos años, no podemos dejarla perder, por lo que os invito a todos a continuar alabando a la Virgen y a su Hijo, a través del Rosario Viviente»…
Para una Dominica de la Anunciata, hablar del rosario es traer a la memoria al P. Coll, con toda la riqueza de su vida apostólica y de su vida privada… El Rosario entre sus dedos, con las cuentas desgastadas, habla a voces de los secretos de su devoción entrañable a la Virgen…
«Lo que os encargo de un modo particular, es que profeséis una cordial devoción a María Santísima. Sí, sí, amad a María, porque ella ama a los que la aman, y los que son solícitos en buscarla, la hallarán. Tiene en su poder las riquezas, la gloria y la abundancia para enriquecer a los que le entregan su corazón, a los que acuden a ella con una verdadera devoción y confianza» (de la Regla o Forma de Vivir de las Hermanas).
El Rosario fue su oración favorita, y eran muchas las partes que rezaba cada día, sobre todo en los últimos tiempos de su enfermedad. El Rosario siempre en sus manos y el corazón en el cielo, hasta que Dios lo llamó… ¡No podemos olvidar su legado!
(Tomado del folleto Rosario Viviente)
[1] Esta forma de Rezar el rosario consiste en repartir entre veinte personas los veinte misterios del Rosario, de modo que entre todos se rece diariamente el Rosario completo.