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TRIPLE JUBILEO DE SANTO TOMÁS DE AQUINO

26 enero, 2024

28 de enero, fiesta de Santo Tomás de Aquino. Durante los años 2023, 2024 y 2025 estamos celebrando el triple jubileo de la canonización, muerte y nacimiento de Santo Tomás de Aquino. El 18 de julio de 2023 se cumplieron 700 años de la canonización del santo; el 7 de marzo de 2024 se celebra el 750 aniversario de su muerte. La fecha de su nacimiento es menos precisa, pero se sabe que fue en 1925, en el castillo de Rocaseca, junto a Aquino, o sea, hace unos 800 años.

Además de los aniversarios que nos afectan personalmente, los hay que tienen importancia social o eclesial. En nuestro caso, recordar a Tomás de Aquino es hacer memoria de una figura que sigue teniendo una influencia beneficiosa en la Iglesia de nuestros días. Tomás de Aquino es un clásico de la teología, pues más allá de sus particularidades históricas, su eficacia se ha hecho universal, al ser capaz de abrirse a otras culturas y de sugerir nuevas realizaciones.

Hay una expresión famosa de Tomás de Aquino, en la que queda claro que estamos ante una persona de profunda fe, consciente también de que la fe debe confesarse públicamente. El creyente es siempre un testigo. La frase: “contemplar para transmitir a otros lo contemplado”. Contemplar, o sea, hablar con Dios, en un contexto de plegaria y de búsqueda de la verdad. Para transmitir lo contemplado: la vida espiritual se convierte en misión. En Tomás de Aquino, la contemplación y el estudio están llenos de preocupación, de inquietud ante las necesidades del mundo. La fe de Tomás es reflexiva y abierta al mismo tiempo.

En este contexto hay que situar la importancia que para nuestro santo tiene el estudio de la teología. Por una parte, el estudio nos permite conocer mejor a Dios. Y como el conocimiento engendra amistad, el estudio nos hace amigos de Dios. En este sentido, el estudio de la teología vale por sí mismo. Por otra parte, el estudio tiene una dimensión misionera: ayuda a proclamar la fe cristiana con mayor convicción, con más pureza, con las palabras adecuadas; ayuda a dialogar con el mundo de la cultura, para así orientar a la cultura y a la ciencia en su más auténtica dimensión de verdad; ayuda a barrer los obstáculos que se alzan contra la fe; y finalmente, gracias al estudio podemos iluminar las distintas realidades y problemas humanos con la luz de la fe.

En su exhortación Evangelii Gaudium (nº 150), el Papa Francisco ha utilizado el axioma tomista (contemplari aliis tradere contemplata) y lo ha comentado de esta manera: “Quien quiera predicar debe estar dispuesto a dejarse conmover por la Palabra y hacerla carne en su existencia concreta. De esta manera, la predicación consistirá en esa actividad tan intensa y fecunda que es ‘comunicar a otros lo que uno ha contemplado’. Por todo esto, antes de preparar concretamente lo que uno va a decir en la predicación, primero tiene que aceptar ser herido por esa Palabra que herirá a los demás”.

Martín Gelabert Ballester, OP

Fuente: nihilobstat