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RETIRO IX – ¿QUÉ ES? SINO GRACIA…

1 octubre, 2023

Caná de Galilea, nombre bíblico de la tierra prometida conquistada por los israelitas. Parte de la baja Palestina. No se la nombra en el Antiguo Testamento. Sin embargo, Jesús realiza su primer milagro, precisamente en Caná de Galilea. En sus recorridas, Jesús se va a Tiro buscando lugares menos populares, cerca de las fronteras de Galilea. También sus habitantes son menos ritualistas, menos puntillosos en lo concerniente a planteos y observancias religiosas. De todos modos, la fama de Jesús impide que por mucho tiempo lo  rodee el anonimato.

En el capítulo 7 del Evangelio de Marcos, aparece Jesús discutiendo con los fariseos asuntos de observancia, pureza y tradiciones, incluso explicando algunas consideraciones que eran simplemente de higiene, por ejemplo, lavarse las manos antes de comer.  Todo grupo humano, religioso o no, mantiene sus costumbres y tradiciones. Es una manera de hacer surgir identidad en el grupo, además de lograr un  espacio y visibilidad.  Poco a poco estas costumbres serán principios y se relacionarán o no con mandatos divinos.

Así la palabra de Dios, que llega a nosotros, debe ser estudiada y purificada. Son muchos siglos de tradición oral pasada de una generación a otra y es lógico que haya que estudiar y ver el sentido y buscar la auténtica verdad. La Iglesia guarda y cuida esta tradición que se quiere transmitir manteniendo la coherencia necesaria.

En la Biblia hay una manera de comprender a Jesús propia de los Apóstoles, lo que llamamos la Tradición apostólica. De todos modos conviene aclarar que una es la Tradición de la Iglesia y otra las costumbres añadidas con el tiempo y por  tradiciones de distintos grupos. No se debe confundir, porque tanto el exceso como el defecto de rituales y observancias acarrean problemas a las comunidades y nos aparta de la fe verdadera. Este riesgo se corría, Jesús mismo advierte por estos peligros. Los fariseos eran exageradamente escrupulosos en ciertos aspectos de pureza y rituales.

En Mc. 7,5 los fariseos reclaman porque los discípulos  de Jesús no se purificaban las manos antes de comer. A continuación en el versículo 6 les da una fuerte reprimenda aplicándoles una reconvención del  profeta Isaías “este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí” (Is. 29, 13). Jesús, lejos de ser el tolerante  que se abaja hablando con la gente y comprendiendo situaciones, se mantiene duro y recriminando actitudes por un largo rato.  Les dice: “Ustedes descuidan el mandamiento de Dios por aferrarse a tradiciones de hombres” Mc 7, 13. A continuación explica lo que hace puro o impuro al hombre.  Y estos eran puntos muy importantes en la religión judía.

Si comparamos este diálogo de Jesús con los fariseos con el diálogo de Jesús con el Maestro de la Ley que aparece en Mt. 22, 36-40:”Maestro, ¿Cuál es el mandamiento más importante de la Ley?”, vemos que la sencillez de la respuesta de Jesús abruma, y a la vez la hace más fuerte “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente. Es el gran mandamiento, pero hay otro muy parecido al primero, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley y los profetas se fundamentan en estos dos mandamientos.”

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