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MARLENE CUENTA SU EXPERIENCIA EN EL SEMINARIO DE ACOMPAÑAMIENTO

18 septiembre, 2023

“Y llevamos este tesoro en vasijas de barro” (2 Cor 4,7)
Que tanto bien Señor has hecho en nuestro mundo.

SEMINARIO DE ACOMPAÑAMIENTO

Voy a contarles brevemente de que trató este seminario y cuál ha sido mi experiencia vivida, sabedora que soy barro frágil, modelada a cada instante por el Dios de la vida

Primero explicarles ¿Cuál fue su temática?

Fue un seminario que procuró darnos un proceso de formación integral, orientado a crecer como mujeres en el acompañamiento espiritual en la vida cotidiana, impartido en dos años, con cuatro semanas intensivas en régimen de internado, con tiempos intermedios de estudio-reflexión-práctica, orientados por tutoría; un taller de acompañamiento específico y una experiencia de Ejercicios Espirituales acompañados.

Éramos un grupo de 18 integrantes, todas mujeres entre religiosas y laicas, y siete mujeres del equipo coordinador, fue un tejer redes desde nuestro ser de mujer, mujeres en camino, viendo hacia el horizonte, pero siempre atentas a nuestro entorno, a los lados y atrás, como María de la Anunciación, que se puso en camino para ayudar a su prima Isabel y en compañía de nuestro gran compañero de camino: Jesús de Nazaret. Pasando cada experiencia vivida por nuestro ser, por nuestro corazón, por nuestro pozo (la interioridad).

Y en un inicio nos preguntábamos ¿Qué es eso de acompañamiento?

Y caíamos en la cuenta que el acompañamiento es pura gracia que lleva a la acogida y adoración; que pide formación y que pase por la experiencia.

Y ¿Qué es acompañamiento espiritual? es establecer una relación que lleva a acoger la vida, acompañando la vida.

Y que el acompañamiento media cuando “se acerca y camina con ellos” (Lc 24,15) Pues el acompañamiento en la vida cotidiana es toda una escuela de vida y pide mística y compromiso, confianza y respeto, nosotras acompañamos conscientes que el gran acompañante y mediador es el Dios de la vida.

Acompañar es asistir al largo proceso de gestación de la vida que el Espíritu está creando. Es un acompañar la vida toda; con clave propia, ciencias humanas y desde la clave teologal. Por eso se estudió, reflexionó y profundizó con cuatro ejes: Psicológico-antropológico, Teológico, Realidad y Discernimiento, todo ello pasándolo por la vida, con clave de discernimiento y de agradecimiento al Dios de la vida, que nos crea por amor y nos pide que colaboremos a ser co-creadoras con Él.

Somos unidad en la tridimensionalidad que nos constituye, somos cuerpo, psiquismo (alma) y corazón (espíritu) es por ello la importancia del acompañar integral, sin perder de vista al Espíritu que nos recrea y anima.

Estas cuatro dimensiones nos han ayudado a reflexionar desde la integridad de la persona, desde el adentrarnos en nuestro ser, sanarlo, ir al encuentro de Dios creador y con la experiencia del encuentro conmigo misma y con Dios ir al encuentro de los demás. Estar atenta a las necesidades de los otros-otras, del que más lo necesita. Reconstruir nuestra historia de amor.

¿Y cuál creen que es su herramienta principal?

Pues es la escucha. Escuchar hasta descubrir al Espíritu presente en la persona y en toda situación. Luego ir haciendo que la persona profundice y descubra ella misma luces que le lleven a vivir en plenitud, desde la fragilidad y avance en la vida siendo rayito de luz para otros y otras. Vivir de lo único necesario el AMOR.

¿Cómo puedo concluir esta experiencia tan vivencial- profunda?

Con el corazón agradecido y sintiéndome frágil y que desde mi fragilidad dar lo mejor de mí a los demás, estando siempre muy atenta a la realidad que acontece en el planeta, siempre con la experiencia del paso de Dios en todo y todos; por eso he iniciado el escrito con la frase bíblica: “Y llevamos este tesoro en vasijas de barro” (2 Cor 4,7) Confiada en el que moldea mi barro con sus manos es el Dios de la vida y me invita a vivir y caminar junto a Él por el sendero de la vida apostando por su Reino con fidelidad hasta el final.

Doy gracias a Dios por esta gran oportunidad de participar en este seminario a hna. María Teresa Henrique, priora provincial de San Martín de Porres, que tenía esta iniciativa de formación para mí, a hna. Ana Belén y consejo general por haberlo hecho posible, dándome este bello regalo y como no mencionar a hermana María Rosa y su consejo por el apoyo recibido y a mis hermanas de la comunidad de Gombrén que han estado muy cerca de mí, muy comprensivas y aceptando con tranquilidad las semanas que me ausentaba. A las dos comunidades que me acogían para emprender el viaje de ida y vuelta a Salamanca: Comunidad de Elizabet y en las dos primeras semanas las hermanas de la comunidad de Salamanca, para emprender el viaje de regreso a Barcelona; gracias por su acogida fraterna.

Lo que nace de mi corazón, es decir: Gracias Señor por todo lo vivido.

Gloria Marlene Guadrón Castillo