El sábado 2 de septiembre de 2023, fue famosa en la Iglesia de San Félix de Lézignan-Corbières, nuestra parroquia, la misa de bendición e instalación de la imagen de San Francisco Coll, fundador de las Hermanas Dominicas de la Anunciata, presentes en la ciudad desde 1935. Esta ceremonia fue provista de mucho sentido y emoción. Asistieron Monseñor Bruno Valentin, obispo de la diócesis de Carcasona y Narbona, la Priora general de la Congregación, H. Ana Bélen Versímo y la H. María Victoria Sánchez Urrutia, ecónoma general. Nuestras hermanas de Valras-Plage y un gran número de feligreses que se unieron a nosotras para celebrar este evento solemne.

La misa comenzó a las 10 con la procesión de todas las religiosas dominicas de la Anunciata presente. Después de la introducción y el saludo del párroco, Marian Funza, Monseñor Bruno invitó a la Priora general y a la H. Maria Victoria a subir con él al altar para descubrir la imagen del P. Coll cubierta hasta entonces por un paño blanco. Por tanto, bajo las ovaciones de toda la asamblea, la imagen del Padre Coll quedó a la vista de todos. Mide 135 cm. tallada en madera de tilo y policromada. Se considera obra de arte según el código NC 9703 00 00. Fue confeccionada gracias a la contribución de cada cristiano, según la posibilidad de sus medios y la ayuda de la congregación. El autor de la imagen es Javier Alonso Fernández, antiguo alumno del colegio La Anunciata de León.

En su homilía, Msr. Bruno Valentin nos invitó a confiar en la forma en que Jesús reacciona en nuestra historia. Siguiendo el ejemplo del Padre Coll que, a pesar de la difícil situación sociopolítica de su país, mantuvo una gran confianza en la providencia divina al proporcionar otros caminos para construir el reino de Dios hasta fundar la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata en 1856. El Obispo hizo notar el lugar insustituible de la vida religiosa en la Iglesia insistiendo en el hecho de que lo más importante no es lo que nosotros religiosos/as hacemos sino más bien lo que somos.

La misa siguió su curso normal con cantos solemnemente elegidos y después de la comunión tuvo lugar la bendición, propiamente dicha, clausurada por la interpretación del himno al Padre Coll con todas las hermanas alrededor de la imagen de su Fundador. Luego siguieron los discursos. En primer lugar, la Priora general, H. Ana Belén Verísimo, dio las gracias a toda la diócesis en la persona de monseñor Bruno Valentin, los pastores en la persona del párroco, Abad Marian Funza, así como los cristianos que han acogido, acompañado y apoyado a las Hermanas Dominicas de la Anunciata desde 1935, fecha de su llegada a la ciudad. Su acogida permitió a las hermanas vivir y compartir la fe entre la población durante 88 años, formando así parte de esta ciudad y de esta Iglesia de Lézignan. La hermana Ana Bélen interpeló a todos a venir a rezar a San Francisco Coll presente en medio de nosotros. Él es el santo de las cosas pequeñas y grandes. En la fe le encomendemos nuestros problemas, nuestras dificultades, nuestras alegrías, nuestros hijos y todas nuestras familias. Intercederá por nosotros ante Dios nuestro Padre y nos procurará predicadores del evangelio, hombres y mujeres que darán su vida a Dios y se consagrarán plenamente a la misión. Lo que la iglesia y la diócesis necesitan tanto. También agradeció a todas las hermanas que han pasado por esta comunidad de Lézignan-Corbières y a las que ahora están por su entrega y por lo que han sido y continúan siendo para la población.

Por su parte, el señor Alain Gacias expresó su estima por la Congregación con la que trabaja desde hace mucho tiempo. Subraya también que el rostro alegre de nuestras queridas religiosas lézignanesas hace difícil creer en sus 167 años de existencia, de los cuales 88 años entre nosotros. “Hoy tenemos la oportunidad de reunirnos en torno a ellas para decirles primero cuánto, las amamos y luego pedirles una cosa: Seguid, hermanas…”

Al final de la misa, todos los presentes fueron invitados a un vino de honor en el convento de las hermanas donde la jornada terminó con cantos y danzas, con gran alegría y emoción.