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ENCUENTRO DE HERMANAS DOMINICAS DE ESPAÑA

2 octubre, 2012

«Hazte capacidad y yo me haré torrente» (Santa Catalina)

Audacia y esperanza, son las dos premisas necesarias para afrontar hoy el anuncio de la Buena Noticia. Hemos sido llamadas, convocadas para ser «anunciadoras», predicadoras del Evangelio, esto fue lo que celebramos en el encuentro de hermanas dominicas presentes en España con menos de 50 años.

De las hermanas que participamos en el encuentro diez éramos de la Anunciata, presentes en diferentes puntos de la geografía española. Sentimos con fuerza las palabras que el P. Coll nos dice en la regla: «sois una rama del árbol de mi padre Santo Domingo».

Encuentro rico en fraternidad, reflexión… Unidas por el carisma de Domingo de Guzmán, sentimos la fuerza de la fraternidad y la urgencia de la misión. Dominicas de ocho congregaciones diferentes que como don del espíritu surgen en el seno de la Iglesia respondiendo a las necesidades de la sociedad en diferentes tiempos y lugares, todas urgidas a evangelizar en contextos sociales y en plataformas diversas. La educación, en sus diferentes formas, sigue siendo lugar privilegiado para acercar a los niños y jóvenes al corazón de Dios.

Recordamos la importancia de escuchar la Palabra con el oído del corazón. Si queremos ser testigos creíbles, predicadoras de la Buena Noticia, evangelizadoras en nuestro mundo no podemos ser sólo una voz que retiñe…, porque no hemos oído lo que se nos dice a cada una de manera personal. Solo cuando se oye algo en el interior se pueden anunciar y defender el mensaje como testigos.

Lo que no se oye dentro, no se oye. Solo lo que se habla desde dentro, llega adentro y esto es lo que hoy todos buscamos, llenar el corazón de la Vida que nos trae Jesús de Nazaret y esa es la predicación a la que las dominicas hoy somos llamadas, para ser evangelizadoras tenemos que vivir «dentro», hacer silencio y como nos decía la H. Fabiola Velasquez, sólo en el silencio se puede acunar la Palabra de Dios para ofrecérsela a nuestros hermanos.La Palabra de Efesios, 4,5 fue para nosotras vida: Un Señor, una fe, un Bautismo, un Dios y Padre de todos