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El sábado 19 de enero a las 10.00 hs. de la mañana era el día y la hora en que, como equipo, íbamos a encontrarnos por primera vez en la Casa General para empezar a soñar juntas ese hermoso desafío de acompañar y animar la vida y misión de las comunidades que llevan a cabo su evangelización en otras mediaciones apostólicas. Un campo diverso, rico y amplio, que sigue siendo respuesta a las necesidades y urgencias de los hombres y mujeres de hoy.

Poder pensar, como equipo, estrategias, experiencias, caminos… para hacer realidad el seguir fortaleciendo VIDA y MISIÓN compartida con los laicos, EVANGELIZARNOS, para EVANGELIZAR HOY (como lo expresábamos en el último Capítulo General), “a los hombres y mujeres, niños y jóvenes de nuestro tiempo, posibilitando que broten frutos de vida. Una misión que realizamos desde el tronco firme de la COMUNIÓN en un mismo carisma que compartimos con los laicos, dentro de la DIVERSIDAD de culturas y generaciones que conviven en la Congregación…”

AMAR, ACOMPAÑAR, CONTENER, “ABRAZAR las HISTORIAS”, de quienes Dios va poniendo en nuestro camino… aprendiendo los unos de los otros… creciendo juntos, son expresión de VIDA y ESPERANZA.

Vale la pena animarnos a acompañar la vida de “nuestra gente”, recreando el carisma legado a la Iglesia por Santo Domingo y el Padre Coll, salvaguardando aquellos valores y características que dan a nuestro modo de “evangelizar” un «estilo propio».

Pero para ello era necesario tomarnos “un tiempo” para encontrarnos, compartir fortalezas y debilidades, conocer el camino recorrido y programar hacia adelante.

La oración de inicio nos «puso en sintonía”,  se nos invitaba a ponernos en manos del Señor para que como equipo podamos ser Buena Noticia, salir al encuentro de los hermanos, dejar la propia comodidad y atrevernos a llegar a las periferias que necesitan la luz del Evangelio.

La lectura compartida y “el eco” de los números de las Actas del XXVI CAPÍTULO GENERAL / XXIV CAPITULO GENERAL ELECTIVO que hacían referencia a la Misión en otras Mediaciones Apostólicas iluminaron el segundo momento de la mañana y la primera parte de la tarde.

Rico fue el intercambio de las “actividades” que realizamos desde las delegaciones general y provincial, como también la programación de posibles actividades de cara al curso 2019.

Nuestra jornada se cerró con la oración de la tarde, pidiendo a Dios Padre que nos enseñe a mirar la vida y las comunidades con su mirada, a inspirar nuestras tareas apostólicas con el carisma que Santo Domingo y al Padre Coll regalaron a la Iglesia para que nuestra misión esté al servicio de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.