Empezamos un nuevo día -30 de julio-. Nos toca volver a meter todo en la maleta para acoplarlo a la furgoneta y no podiamos empezar el día sin la oración. María es nuestra guía.

Seguido del desayuno, nos hemos despedido de nuestras hermanas de la casa provincial y consejo y hemos emprendido el viaje rumbo a la JMJ de Lisboa.

 Hemos realizado varias paradas en las cuales hemos aprovechado para descansar y orar, teniendo siempre como guía el lema de la JMJ «María se levantó y partió sin demora» (Lc1,39).

Al mediodía, después de mucho buscar, encontramos un lugar para comer y descansar. Y posteriormente retomar el camino. Poco a poco nos fuimos acercando a Lisboa. Pasamos la frontera sin ninguna dificultad.

Una vez en tierras portuguesas, hicimos nuestra última parada y oración reflexionada. Ya a las puertas de Lisboa, nos topamos con una caravana que ralentizó nuestra marcha.

Al fin, llegamos a nuestro destino donde la priora de la comunidad que nos acoge: Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario, nos esperaba para acomodarnos en distintos lugares de la casa. En la capilla, dimos gracias a Dios por el viaje que habíamos realizado e invocamos a nuestro padre común Santo Domingo.

Cenamos y nos organizamos para el trabajo de mañana. Con el corazón lleno de agradecimiento a Dios, todas a la cama.