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COMENTARIO AL XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A 2023

17 octubre, 2023

Domingo Mundial de las Misiones

Lecturas: Isaías 45, 1. 4-6 / Salmo 95, 1 y 3. 4-5. 7-8. 9-10a y c / Tesalonicenses 1, 1-5b / Mateo 22, 15-21

Amados y amadas que celebráis la Jornada Mundial de las Misiones. En virtud de nuestro bautismo, fuimos configurados con Cristo, Pastor y Misionero incansable. Al enviar a los discípulos, primero a los doce y luego a los setenta y dos, cada uno de nosotros se siente y se sentirá parte de esta misión: evangelizar el mundo hasta los confines de la tierra. En una palabra, la misión es hoy mía, o mejor aún, la misión es hoy nuestra.

Las lecturas de este domingo, vigésimo noveno del tiempo ordinario del año litúrgico A, nos sumergen en una experiencia espiritual cotidiana: el orgullo, la gratitud y las virtudes teologales.

Hemos oído hablar del orgullo en la primera lectura. El hombre no es nada cuando deja de lado a Dios. Desde la creación hasta el final del camino del hombre sobre la tierra, es Dios quien tiene la llave de su vida y de su destino. Algunas personas ignoran la manifestación de Dios en su vida cotidiana: el nacimiento, el trabajo, el sueño, el día, la noche, los viajes, los paseos… Tenemos la impresión de que Dios no está ahí. Dios no actúa en nuestras vidas. Él mismo, Dios, declara que fuera de Él todo es nada. Por eso estamos llamados a tomar conciencia de nuestra fragilidad y limitaciones ante Dios y a ponerle en su lugar en nuestras vidas y en nuestras diversas realizaciones.

A esto Jesús afirma que cada poder tiene su propio dominio y, como tal, merece respeto. Dios, sin embargo, debe ocupar el centro del escenario.

Además, todo lo que tenemos y todo lo que nos rodea es obra de Dios y dones diversos para nosotros y para nuestros semejantes. Los fariseos tendieron una trampa a Jesús.  Intentaron atraparlo, pero el caso se volvió contra ellos. Los fariseos se niegan a pagar impuestos a César, así que le tienden una trampa a Jesús: si debe pagarlos o no. Hay un contraste: en caso afirmativo, no es amigo de Israel y un verdadero judío. Si no, puede ser considerado un alborotador; por lo tanto, debe ser denunciado a los romanos.

Las monedas llevan la cabeza de César, y Jesús a su vez les dice que César tiene derecho a reclamar sus monedas con su cabeza.

Lo hace para apoyar la idea de la primera lectura: que todo lo que tenemos viene de Dios y, por tanto, merece nuestra alabanza, nuestro agradecimiento y nuestra fe.

Por último, en su segunda carta a los Tesalonicenses, San Pablo explica la vida cristiana y su misión.  También subraya lo que constituye a un cristiano: sus actitudes fundamentales de fe, amor (caridad) y esperanza, así como su relación con Jesús, el Hijo de Dios y Salvador del mundo.  Esta exhortación se dirige también a nosotros hoy para mantenernos firmes en la fe.

A la luz de estas enseñanzas y de nuestro estado de vida, cada uno de nosotros tiene una gran o pequeña contribución que aportar a la edificación de la Iglesia mediante el anuncio del Evangelio.

Dado que nuestro carisma como Dominicas es la Predicación, esto nos abre una serie de áreas: la salud, los niños, las mujeres, las mujeres abandonadas, los marginados e incluso los jóvenes. Las lecturas de hoy son una llamada urgente para que tomemos en serio nuestra misión y vocación.

Somos llamados y enviados a la viña del Señor, que es el mundo; en África y en otros lugares, para una misma misión: la predicación. Esta Palabra, escuchada, meditada, interiorizada y vivida, la llevamos a los hombres y mujeres de todo el mundo. Esto nos exige dar testimonio de una vida que sea modelo de Cristo.

En la misión, los ámbitos de trabajo pastoral y las categorías de personas son diversificadas. Estas son las personas que promoverán nuestra santificación, siempre que estemos a su servicio como lo hizo el propio Jesús.

Que Dios nos ayude a hacerlo. Amén.

Hermana Angèle MOLHA GUSEMU