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COMENTARIO AL EVANGELIO VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

6 febrero, 2024

“Si lo quieres, puedes purificarme.” 

El evangelio nos invita a admirar el paso de la fe y de la convicción del leproso en su petición de curación a Jesús. 

“Si lo quieres, puedes purificarme” dice el enfermo: 

Lleno de compasión, Jesús lo toca y responde en seguida “Lo quiero, que seas purificado.” 

¡Qué fe, qué confianza en este llamamiento del leproso! “Si lo quieres, puedes curarme” 

Aquí tenemos el encuentro de dos voluntades: la voluntad de vivir de este hombre y la voluntad de dar la vida de Jesús. 

Es para él una suerte volver a vivir en la sociedad, en una comunidad, como miembro integral y libre. 

Porque es desterrado del pueblo y de la sinagoga, es reducido a la mendicidad, es despreciado, porque su lepra es contagiosa, un castigo divino y es rechazado totalmente por todo el mundo. 

Jesús no lo juzga, pero sufre con él por compasión. 

En cuanto Jesús ve el sufrimiento humano, se le revuelven las entrañas. El mal no viene de Dios. 

Cuando el hombre es degradado, maltratado, disminuido, despreciado, Jesús-Dios sufre. 

La oración del leproso es un modelo para nosotros hoy. 

¿Cuál es nuestro grado de convicción, de sinceridad? 

¿Cuál es el objeto de nuestro rezo? 

¿Pedida de confort o suplicación vital, esencial? 

¿Oración de intercesión? ¿De agradecimiento? ¿De elogio? ¿De ofrenda? Confiemos en el Señor, Él ve más lejos que nuestra mirada. 

Hoy, es el día mundial de los enfermos. 

Oremos por todos los enfermos, su familia, los que les asisten y los acompañen. Con nuestros enfermos volvamos a decir juntos esta oración:

¡Dios de misericordia, mírame, tócame! 

¡Ve mi sufrimiento Señor, ve mi miseria, si quieres, puedes curarme, puedes levantarme y reintegrarme cuando estoy excluido! 

Si quieres, puedes purificarme, mi cuerpo y mi alma. ¡Amén! 

Hermana Adèle Nacoulma 

Comunidad de Valras-Plage (Francia)