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COMENTARIO AL EVANGELIO NATIVIDAD DEL SEÑOR

21 diciembre, 2021

El nacimiento de nuestro Salvador causará gran alegría en todo el pueblo

En el Evangelio de San Lucas 2,1-14 encontramos a José, perteneciente a la casa y familia de David, dirigiéndose desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la cuidad de David, llamada Belén. Iba junto con María, su esposa, que estaba encinta, para cumplir con el mandato de empadronarse en su ciudad natal. En este contexto nace nuestro Señor en un pesebre de Belén; por tal razón, un aspecto importante de la Navidad es que se realiza en el camino hacia Belén. Esta noche, también nosotros subimos a Belén para descubrir y contemplar el misterio de la Navidad, es decir, el nacimiento del Hijo de Dios. Allí descubrimos a un Dios que da la vida. Más aún, se da Él mismo.

A partir de este hermoso acontecimiento, comienza a comunicarse la Buena Nueva. El Ángel del Señor dice a los pastores: “no teman, les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo”. La buena noticia consistió en el nacimiento de un niño, el Hijo de Dios, el Salvador. Este hecho, me hace pensar mucho en la alegría que trajo el Ángel a los pastores porque el recién nacido es nuestro alimento; por tanto, aquí encontramos una invitación para quienes hemos recibido la misión de anunciar el Evangelio; debemos alimentar al pueblo de Dios irradiando alegría a la gente a través de la misión que realizamos diariamente.

Al contemplar la alegría desbordante que muestra el Ángel y los pastores, en medio de aquel ambiente festivo que les rodeaba, me permitiré contar una pequeña anécdota ocurrida en una de las aldeas más pobres y aisladas de mi pueblo natal: sucedió en el tiempo de invierno, había frío y lluvias, hubo un huracán muy fuerte y en ese lugar hubo inundaciones y derrumbes; muchas familias perdieron a sus seres queridos, su cosecha, sus animales y sus casas; se quedaron sin alimentos y sin ropa. Fue doloroso ver a esas personas sufriendo. Los sacerdotes del pueblo y las hermanas colaboramos y pedimos donaciones de víveres y ropa a quienes querían compartir. Cuando se juntó toda la ayuda fuimos a dejarla hasta la comunidad. Caminamos entre piedras y barro, subiendo y bajando entre las montañas. Cuando llegamos, empezamos a repartir lo que llevábamos. Me partió el corazón ver el sufrimiento humano; sin embargo, mi corazón se desbordó al observar la sonrisa y alegría en los rostros de las personas al recibir la colaboración que tanto necesitaban. Algunos expresaban: ¡Qué alegría, ya tenemos comida! Después del reparto estuvimos cantando, rezando, bailando y haciendo dinámicas, especialmente con niños y jóvenes. Estuvimos muy alegres.

A partir de esta historia, podemos identificar un segundo aspecto importante de la Navidad, compartir. Las personas suelen donar en estos días, desde lo que tienen. Esto les llena de alegría. Los destinatarios de lo que damos, también se alegran y lo reciben con cariño y gratitud.

Por consiguiente, en esta Noche Santa de la Navidad, hagamos memoria de la importancia que tiene para nosotros encontrar a Jesús en el camino hacia nuestro “Belén”. Seguramente en ese peregrinar, lo encontraremos necesitado. Pongamos nuestros dones al servicio de la fe y provoquemos la alegría del compartir a Jesucristo. Solo de esta manera transformaremos el sufrimiento humano en alegría desbordante para nuestro corazón.

Hna. Romelia Xó Chun

Provincia San Martin de Porres