NOTICIAS

COMENTARIO AL EVANGELIO MIERCOLES DE CENIZA CICLO A

25 febrero, 2020

Evangelio Mt 6, 1-6. 16-18

El Evangelio de hoy nos invita a “hacer siempre el bien, sólo por Dios”. Y también nos da algunos consejos sobre cómo debemos hacerlo.

Esta sería la finalidad de la cuaresma que iniciamos, la conversión, palabra tan a menudo escuchada y pactada y tan poco lograda.

¿Qué significa convertirse?

Convertirse, es cambiar. ¿Pero cambiar qué?  ¿Por qué? ¿Para quién?

Convertirse, es cambiar, pero cambiar esquemas, cambiar de “chip” mirando siempre a nuestro Maestro Jesús. Seremos los mismos, pero actuaremos de manera distinta, porque nos vamos a ir identificando con El y su evangelio.

¿Qué nos debe mover a la conversión?

 Querer imitar Jesús. Seguir sus pasos, su manera de ser y de obrar, su manera de mirar a las personas, de saber descubrir sus necesidades, su manera de pensar y sus prioridades, los pobres, marginados, maltratados, los que viven solos en casa, en las comunidades, en el trabajo.

¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?

Porque todavía estamos lejos del verdadero amor a los demás. No amamos lo suficiente como para cambiar. Si “el otro” me importa, soy capaz de todo: porque le amo y deseo su bienestar y felicidad. Ahí está mi conversión. Me mueve el amor como a Jesús.

Solo EL, ve la sinceridad de nuestro comportamiento. A Dios no lo podemos engañar. ¿Qué espera Dios de nosotras?

El encuentro con Jesús, nuestro Maestro  todo AMOR y PERDÓN, el sabernos amadas y perdonadas nos encamina al cambio. Un cambio que se va realizando en el día a día.

Si lo que nos mueve al cambio es sólo nuestra conversión personal, a fin de que Dios nos quiera más y nos premie, estamos equivocadas. No dejamos de ser unas tremendas egoístas. Querremos acaparar a Dios para nosotras. Nos ha de mover al cambio la mirada atenta y evangélica de nuestro entorno más cercano. Siempre empezando por nuestra comunidad, nuestro trabajo, nuestro barrio.

Qué las preocupaciones de los demás nos muevan a actuar. Dejemos, en esta cuaresma que el amor de Dios nos impregne para ser capaces de repartirlo y comunicarlo a los demás.

Nuestra conversión ha de ir siempre orientada hacia el otro. Ellos serán los que nos hagan cambiar y mejorar. Porque queremos amarlos como Jesús.

Envía luz, Señor, a nuestras decisiones, que entendamos el ayuno que nos pides y el que más nos conviene.

Preparar la CUARESMA es acercarnos a Jesús, nuestro Maestro, modelo y guía, y con El llegaremos a los demás.

Vivir la cuaresma hermanas, no es HACER  sino CAMBIAR EL CORAZÓN para dejar de vivir de apariencias y llegar a las profundas buenas actitudes.

Y todo debemos hacerlo, como dice el evangelio, sin hacer ruido, sin ser vistos, sin esperar nada a cambio.

«Convertirse, es encontrarse con Jesús»,   dice el Papa Francisco.

Iniciemos, con paz y gozo este nuevo camino de cuaresma para acercarnos más a Él y a los demás.

Leer y o descargar el comentario en CATALÁN AQUÍ

Gna. Montserrat Sala

Prov. San Raimundo de Peñafort