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COMENTARIO AL EVANGELIO – MIÉRCOLES DE CENIZA 2024

13 febrero, 2024

APERTURA A UN TIEMPO DE GRACIA

La Cuaresma es un tiempo litúrgico que se inicia con el Miércoles de Ceniza. Este tiempo de gracia, cargado de simbolismos cristianos, promueve el arrepentimiento y la conversión a través de una experiencia particular de ascesis y de la intensificación de prácticas como la oración, el ayuno y la limosna “en secreto” (Mt 6,1-6.16-18).

En este contexto, la imposición de la ceniza es más que una simple y vacía prescripción ritual, pues su pretensión es introducir al creyente en el itinerario cuaresmal. Esta práctica eclesial tiene una connotación parenética, pues exhorta a los cristianos a una conversión constante. Aunado a esto, busca recordar a cada creyente la finitud del hombre, es decir, la fragilidad y fugacidad de su existencia. De ahí, que se diga la frase: “Polvo eres y en polvo te convertirás” (Gn 3, 19). En este sentido, la ceniza recuerda al ser humano que su estancia en la vida terrenal es temporal.

El Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma nos dice: Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo. Por eso la oración, la limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará. Por tanto, desacelerar y detenerse. La dimensión contemplativa de la vida, que la Cuaresma nos hará redescubrir, movilizará nuevas energías. Delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanas y hermanos, percibimos a los demás con nueva intensidad; en lugar de amenazas y enemigos encontramos compañeras y compañeros de viaje. Este es el sueño de Dios, la tierra prometida hacia la que marchamos cuando salimos de la esclavitud”

El miércoles de ceniza es el inicio de un itinerario de meditación cristiana que deberá pasar por el desierto y la cruz para culminar en la celebración del misterio pascual de Cristo: “Así, celebraremos nuestra Pascua con el pan sin levadura que es la sinceridad y la verdad, y no con la vieja levadura ni con la corrupción de la maldad y la perversidad” (1 Cor 5, 7b-8)

H. Cirila Zárate Aguilar, OP