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COMENTARIO AL EVANGELIO FESTIVIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

5 diciembre, 2023

¿Quién causa tanta alegría? La concepción de María 

El pueblo celebra con gozo y alegría desbordantes la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, de manera especial el pueblo nicaragüense, quien grita desde el 28 de noviembre hasta el 8 de diciembre esta consigna (Quien causa tanta alegría) para pedir a la virgen la libertad de su pueblo y agradecerle por todos los beneficios recibidos, celebrando con mucha devoción esta festividad como seguramente en otros países, pueblos y ciudades en donde se hacen vigilias y celebraciones a su patrona, la virgen de la concepción o la Purísima. La Inmaculada es también la fiesta de una mujer a quien la esperanza le creció por dentro y se le asomó como fruto de salvación para todos. 

Esa humilde, sencilla y pequeña aldeana de Nazaret ha sido elegida por Dios, para realizar su plan de salvación encarnado en la historia, en la cultura, en la realidad del pueblo. En María y por su medio, Dios asume plenamente nuestra condición humana para redimirla. 

El misterio de la Inmaculada Concepción es fuente de luz interior, de esperanza y de consuelo. En medio de las pruebas de la vida, y especialmente de las  contradicciones que experimenta el ser humano en su interior y a su alrededor, María, Madre de Cristo, nos dice que la Gracia es más grande que el pecado, que la misericordia de Dios es más poderosa que el mal y sabe transformarlo en bien. 

Por desgracia, cada día nosotros experimentamos el mal, que se manifiesta de muchas maneras en las relaciones y en los acontecimientos, pero que tiene su raíz en el corazón del ser humano, un corazón herido, enfermo e incapaz de curarse por sí solo. La Sagrada Escritura nos revela que en el origen de todo mal se encuentra la desobediencia a la voluntad de Dios, y que la muerte ha dominado porque la libertad humana ha cedido a la tentación del Maligno.

Venerar a María es señalar el anticipo del futuro de la humanidad. Los seres humanos estamos llamados, por iniciativa divina, para alcanzar la perfección en la fe (madurez en la fe) como la alcanzó María. 

Indudablemente, que es la gracia de Dios la que nos prepara para vivir esa experiencia. Pero es sólo el amor el que nos puede transformar en libres de pecado como María. 

Celebrar la Inmaculada Concepción de María, es adentrarnos en la relación de Dios con María; y lo que sucedió con María, puede sucedernos a nosotros, si decidiéramos ser obedientes a su Palabra, dispuestos a su querer, atentos a su voluntad y entregados a su proyecto de Salvación. 

Vivimos en Adviento, en la alegre espera. Aprendamos de María, Mujer que confía en el Dios de las promesas, a vivir nuestra actividad diaria con un nuevo espíritu,  con la sensación de profunda espera, de que sólo la acogida y encarnación del Hijo de Dios puede llenarnos y enviarnos a evangelizar. 

Hna. Kathia Lorena Ibarra Fletes  

Dominica de la Anunciata