16 de diciembre de 2023, más de veinticinco años pasaron desde aquel día en que muchos que conocimos muy de cerca a nuestro querido Monseñor Pironio, hubiéramos gritado con toda las fuerzas: “sancto súbito”. Pero no, ésta es “su hora”, hora de la sinodalidad, que haga resplandecer en su querida Argentina y en tantos países por los que pasó, una nueva luz de eclesialidad.

Sí, esta Beatificación será una luminosa fiesta de eclesialidad. Pocos Beatos o Santos han transitado por tan diversos caminos eclesiales: asesor general de ACA, profesor y decano de la Facultad, formador de seminaristas y primer Director del seminario arquidiocesano de Buenos Aires, obispo auxiliar, administrador apostólico, obispo titular de Mar del Plata, Secretario y Presidente del CELAM, Prefecto de la entonces Sda. Congregación de Religiosos e Institutos Seculares, Presidente del Pontificio Consejo para Laicos. En todos ellos, con su alma mística y espíritu profundamente contemplativo, supo hacer una lectura creyente y esperanzada de la realidad. Fue en su tiempo, y dondequiera que actuara, sea en las Jornadas de Vida Religiosa, como en las Jornadas Internacionales de la Juventud, “un pastor con olor a oveja”, como dirá hoy el Papa Francisco.

Es así, como todos los religiosos pudimos apreciar ese nuevo estilo de ser  Prefecto. Estilo congénito, que cuando le propusiera el cargo de Prefecto expuso y dialogó con su “alter ego”, hoy San Pablo VI.

Nuestra Congregación lo pudo experimentar, con su presencia cercana, tanto en las circunstancias de dolor (ej. el accidente del Consejo recién nombrado de la Pcia. San Raimundo) como en las reuniones del Consejo General, en los Cursos de Formación Permanente de Roma, en la apertura de su casa para la Eucaristía privada para bendecir a las dos primeras Hermanas enviadas a Filipinas, y en tantos otros acontecimientos familiares y de nuestra familia religiosa, en la sencillez de pedir acogida en nuestra Casa… Y, en el Capítulo General celebrado en Gombrén en 1982.

Siempre, con su poética creatividad insistía en aquellos aspectos señalados en los primeros documentos de su misión pastoral en la SCRIS ( Mutuae Relationes, Optiones evangelicae, Dimensio contemplativa), en línea conciliar:

• Fidelidad al hombre y a nuestro tiempo,
• Fidelidad a Cristo y al Evangelio,
• Fidelidad a la Iglesia y a su misión en l mundo.
• Fidelidad a la vida religiosa y al carisma propio del Instituto.

Hoy fue un día de gozo, lleno de emociones… muchos, diría que casi todos: sacerdotes, religiosos, laicos, estábamos con lágrimas en los ojos escuchando la declaración oficial del nombramiento e inscripción en el libro de los santos, como el nuevo Beato Eduardo Francisco Pironio.

Las palabras de su amigo y secretario personal durante 23 años, Card. Fernando Vergez, fueron palabras entrecortadas por la emoción.

Él fue quien presidió la Santa Misa como enviado papal. Concelebraron el Obispo Jorge Eduardo Scheinig y el presidente de la  Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea junto a un centenar de obispos llegados de diferentes partes de nuestro país y América Latina.

Mons. Carlos Malfa, Obispo de Chascomus y muy cercano amigo de Monseñor, leyó emocionado la declaración oficial de Beato y su fiesta a celebrarse cada año el 4 de febrero.

Finalizada la Santa Misa, los obispos encabezaron la procesión hasta el interior de la Basílica de Nuestra Señora de Luján, donde está la tumba del nuevo beato Pironio, donde se rezó una oración de acción de gracias por su beatificación. Beato Cardenal Pironio, Ruega por nosotros.

H. Alicia Ovejero