13 ENERO EL BAUTISMO DE JESUS
Isaías nos narra como Dios presenta a su siervo, que es sostenido por el Espíritu, para proclamar la liberación de los pobres y oprimidos. Pedro nos dice en los hechos de los apóstoles que este siervo no hace diferencias, sino que acepta al que practica la justicia y pasa por la vida haciendo el bien, Él viene para todos y libera a los que están cautivos.
Marcos nos presenta a Jesús como un hombre más, que va al Jordán a que Juan lo bautice cuando todo el pueblo era bautizado. A veces, la voluntad de Dios se carga de una niebla de misterio. Nadie esperaba que Cristo, el Hijo de Dios, se acercara al profeta Juan, para ser bautizado, incluso el mismo Bautista intentó impedírselo, pero el dio un ejemplo más de despojo y abajamiento.
El sentido con el que Juan bautizaba en el Jordán era la penitencia por los pecados, pero desde que Jesús es bautizado, cambia el significado. La palabra del Padre: “Este es mi hijo amado” y el envió del Espíritu Santo, se actualizan cada vez que nosotros nos bautizamos; la fuerza que nos llega del Espíritu Santo en el día de nuestro Bautismo, nos abre el corazón a la verdad, empuja nuestra vida hacia el camino de la caridad y de la solidaridad con nuestros hermanos; el bautismo nos introduce en la alianza con Cristo para prolongar el compromiso con los pobres y marginados. Todos los bautizados estamos llamados a la evangelización desde la dinámica de la liberación integral, del proceso de humanización y reconciliación, porque Jesús se ha ofrecido para la salvación de todos los hombres.
Hermana Esperanza Sánchez C.
Provincia «San Martín de Porres»
