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Me pidieron colaborar en los comentarios sobre el Evangelio de cada domingo. Dije que bueno, ahora me doy cuenta de que puede que no sepa hacerlo bien, pondré todo mi esfuerzo, y lo haré como suelo yo reflexionar cada mañana sobre elvangelio y leturas de cada tiempo litúrgico.

1 Samuel 16, 1b. 6-7. 10-13a
22, 1-3a. 3b-4. 5. 6
Efesios 5, 8-14
Juan 9, 1-41

Suelo fijarme en los verbos, mejor dicho al leer los verbos que usan estas narraciones, me hacen reflexionar, pensar y ponerme en camino continúo.

• “Ponte en camino” “No te fijes en las apariencias” el Espíritu vino sobre David.
• Vivid como hijos de la luz.

Viviendo como vivimos en comunidad estas recomendaciones me parecen imprescindibles, caminar, las apariencias engañan, ¿cómo puedo yo conocer el interior profundo de cada cristiano?

Gracias al Espíritu, saldremos adelante, por eso debemos vivir como hijos de la Luz que es Cristo.

No podemos hoy olvidar de orar al Señor por los seminarios…

Habla Juan. El ciego obedeció a Jesús, yo pienso que doblemente ciego, no veía, ni sabía a dónde iba, ni que iba a pasar, confió, no dudó. Se lavó y recibió la vista. Por recobrar la vista no era conocido por sus vecinos…, lo insultaban, estaba empecatado, lo expulsaron…, no dan crédito a sus palabras, le echan en cara que si quiere darles a ellos lecciones (un ignorante o unos doctos).

Ante tanta duda y dificultades “el busca a Jesús” “lo encuentra”. Jesús le pregunta: ¿Crees tú en el Hijo del hombre?. El responde: ¿Quién es Señor para que crea en El?

La contestación no puede ser mas clara y contundente “Lo estas viendo” “el que te habla ese es”. Postrado ante Jesús dice: “Creo Señor”

El ciego no le había pedido nada, para Jesús mirando a su corazón, le ofrece aquello que mas necesita, lo que cada día nos sucede a nosotras “ver” ¿Es nuestro gran deseo ver? en lo que cada día nos sucede, necesitamos “VER, sentir, vivir” como el ciego. El Señor nos cura de nuestras cegueras. No somos tinieblas ahora, somos luz por el Señor, busquemos la luz, despertemos y levantémonos, Cristo nos ilumina, aclaremos nuestra vista, para poder ver bien esa Luz que alumbre a todo hombre. Iluminados por el Bautismo respondamos siendo luz y en nuestro vivir de cada día seamos misericordiosos, viviendo en cada momento del día con alegría, cómo el ciego “CREO SEÑOR”.

Añado el comentario que el Papa Francisco hace en la liturgia de este domingo nos dice que devolver la vista al ciego es como un rito simbólico, mezcla agua y saliva y le unta los ojos, le manda levantarse e ir a la Piscina de Siloé a bañarse, el ciego va, se lava, y su vista se aclara. Jesús quiere manifestarnos que es a luz del mundo, nosotros estamos representados en el ciego; estamos ciegos por nuestros pecados pero “iluminados” por Jesucristo en el bautismo, por eso estamos llamados a ser hijos de la luz. Pero ojo eso requiere cambio de nuestra mentalidad y ser capaces de juzgar a los demás con los criterios que vienen de Dios.

¿Es nuestra fe capaz de ver la realidad de nuestro vivir como la ve El? No juzguemos  ni condenemos, que la misericordia abunde en nuestro corazón. Dejemos las sombras, no busquemos nuestros intereses personales, caminemos a la luz del Señor.

Hna. Teresa Pedrosa

Provincia «Rosa Santaeugenia»