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Natividad del Señor

¡Navidad! Hoy en la tierra nace el amor, hoy en la tierra nace Dios… Hoy, las lecturas nos invitan a transitar los caminos de nuestro mundo y a ser pregoneros de la Buena Noticia; hoy se nos pide celebrar la Navidad escuchando activamente la Palabra hecha carne y comprometiéndonos a ser esos “pies del mensajero” que anuncian la paz.

Los pies del mensajero…

Pies cansados, dañados, impregnados de polvo…Se me representa la imagen de ese mensajero recorriendo el camino, largo, polvoriento, pedregoso y al mismo tiempo, mi retina capta la imagen de los múltiples mensajeros de hoy: calzados, motorizados, provistos de lo necesario para recorrer su ruta, una ruta aparentemente mucho más segura y transitable.

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es rey!» El profeta, con tono festivo y alentador, nos presenta a un mensajero que es portador de paz; que comunica buenas noticias; por eso sus pies, polvorientos, cansados, dañados por las dificultades del camino, se muestran hermosos, benditos. Son pies que anuncian la liberación de Dios a su pueblo; Dios reina y donde Dios está, se puede anunciar la paz, la buena noticia.

A lo largo de la historia de la humanidad, Dios ha hablado en numerosas ocasiones, su mensaje ha sido transmitido por distintas voces y llegado el momento quiso demostrarnos su gran amor, la Palabra se encarnó, se hizo uno de nosotros; Dios estableció comunicación directa con la humanidad a través de su Hijo; ahora somos sus discípulos los que estamos y somos llamados a evangelizar. Los caminos de hoy, aparentemente más seguros y cómodos, también necesitan ser transitados por mensajeros que sean portadores y portavoces de buenas noticias, que lleven la Buena Noticia del evangelio.

Los mensajeros de hoy hemos de anunciar con profunda convicción que el Niño que nace en Belén, es la mejor noticia que la humanidad puede recibir; hemos de gritar con fuerza que este Niño, sigue siendo hoy salvación y causa de alegría. El anuncio de Jesús debe resonar en este mundo tan fragmentado y carente de paz que hoy también necesita liberación, que hoy también tiene sed de verdad y de amor. Los seguidores de Jesús debemos ser esos “pies” que ofrecen consuelo, que llevan paz y sentido a la humanidad; que hacen visible ese rostro humano de Dios que abraza nuestro dolor; nos busca cuando nos perdemos, nos perdona cuando lo negamos porque esa Palabra, imagen de Dios, es luz que ilumina nuestra ruta. ¡Feliz Navidad!

Hna. Mª Ángeles Peña