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EVANGELIO 8 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

26 febrero, 2019

Lc 6, 39-45

El evangelio de este domingo nos lleva a pensar sobre dos cuestionamientos que hace Jesús a sus discípulos y que hoy también nos los hace a nosotras: ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? (cf. Lc. 6,39) ¿Cómo puedes decir a tu hermano: »Hermano, deja que te saque la pelusa que tienes en el ojo», si tú no ves la viga en el tuyo? (cf. Lc 6,42) y una afirmación: “La boca habla de lo que está lleno el corazón.» (cf. Lc 6,45)

Podríamos decir que el evangelio de hoy… es el evangelio de la “Corrección fraterna”.

Jesús nos propone a salir al encuentro del otro sin juzgarlo, sin ideas preconcebidas, sin “etiquetarlo”, acogiéndolo como hermano, abrazando su historia, respetando sus tiempos…
El Maestro, con mayúscula, nos invita a ser compresivas…atentas…cercanas… a tener una mirada contemplativa de la realidad que nos rodea… una mirada de amor que acoge al otro en su fragilidad.

El Papa Francisco al hacer referencia a la “corrección fraterna” nos dice:
“…es un servicio recíproco que podemos y debemos darnos los unos a los otros.
…corregir al hermano es un servicio, y es posible y eficaz solamente si cada uno se reconoce pecador y necesitado del perdón del Señor…”

Hoy, es una buena ocasión para preguntarnos: ¿Cómo me relaciono con los demás? ¿Salgo a su encuentro sin prejuicios? ¿Acojo su historia? ¿Me reconozco también pecador y necesitado del perdón del Señor?

Aquello que existe en nuestro interior se manifiesta a través de nuestras palabras.
Lo que decimos habla de nuestra realidad, de nuestra manera de “ver las cosas”
Nuestras palabras son expresión de lo que “sentimos”, de lo que nos gusta y lo que nos molesta, de lo que soy capaz de compartir, de lo que quiero o rechazo.
“… La boca habla de lo que está lleno el corazón…” ¿Que contiene el nuestro?
Hace algunos años compartía un cuento con un grupo de docentes, creo que nos puede ayudar en la reflexión de este domingo.
El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de éste y le dice:
– Oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…..
– ¡Espera! – lo interrumpe el filósofo – ¿ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
– ¿Las tres rejas?
– Si. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
– No. Lo oí comentar a unos vecinos.
– Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
– No, en realidad no. Al contrario…
– !Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
– A decir verdad, no.
– Entonces, dijo el sabio sonriendo
Si no sabemos si es verdad, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

Intentemos filtrar por las tres rejas todo lo que hablamos y pensamos. Eso nos ayudará a no murmurar, criticar, y ver la paja en el ojo de nuestra hermana.
Que lo que salga de nuestro corazón sea cierto, bueno y necesario.
De esta manera podremos ir construyendo COMUNIDADES VOCACIONADAS, reflejo del Padre.

Hna. Andrea Iturbe

Dominica de la Anunciata