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EL GPS DE LA PALABRA

29 noviembre, 2019

(…)Me parece que la vida es un ejercicio de conducción en el que tenemos que tomar muchas decisiones. A veces, tenemos la sensación de que todo es una línea recta sobre un terreno plano, pero pronto aparecen curvas, badenes y hasta baches. Tenemos que ajustar la conducción a las características del camino. Junto a nosotros circulan otras personas: algunas a más velocidad; otras, a menos. Unos nos adelantan, otros nos entorpecen la marcha y algunos van siempre más rezagados. Si queremos avanzar tenemos que calcular el combustible de que disponemos y prever dónde podremos repostar en caso de necesidad. Quizá uno de los mayores problemas se presenta cuando en una encrucijada sin señalización tenemos que escoger la dirección justa. Equivocarse significa regresar el punto de partida y escoger una nueva vía. Los mapas ayudan, pero no siempre están actualizados. Hoy contamos con la ayuda de la tecnología. El GPS (Sistema de Posicionamiento Global) nos permite orientarnos con bastante precisión. Las aplicaciones que lo utilizan cada vez son más fiables. Esto nos libera de mapas impresos y otros procedimientos anticuados. Es verdad que algunos, siguiendo alguna de estas aplicaciones, han terminado cayendo en un embalse o en un carretera cortada, pero son anécdotas curiosas que no desacreditan la utilidad del sistema.

Creo que los cristianos encontramos en la Palabra de Dios el mejor GPS para conducirnos con seguridad por los caminos de la vida. No siempre nos dice lo que tenemos que hacer, pero nos proporciona la luz suficiente para que nosotros tomemos nuestras decisiones con libertad, ponderación y audacia. Los hombres y mujeres que se alimentan de la Palabra no van como zombis por la vida, sino como peregrinos. Saben adónde se dirigen y, mirando la meta, van tomando los caminos más adecuados. La Palabra de Dios da un sentido claro a sus vidas. Ayer, un miembro japonés de mi comunidad llamado Ken Masuda, compartió su testimonio en la asamblea de la USG. Recordó un dato que, no por sabido, resulta menos escalofriante. La causa de la mitad de las muertes de los jóvenes japoneses que mueren entre los 20 y los 30 es el suicidio. A pesar de vivir en una sociedad altamente tecnificada y rica, muchos no encuentran sentido a sus vidas; prefieren suicidarse antes que arrastrar una existencia anodina. Cada día me siento más agradecido por haber descubierto a Jesús como “la vida”. Cada día se me hacen más significativas sus palabras: “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). No hubiera podido encontrar este tesoro de no haber sido por la mediación de la Palabra transmitida por los evangelios. Ya no podría conducirme por los caminos y vericuetos de la vida sin este especial GPS.

Gonzalo Fernández Sanz cmf