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VOLUNTARIADO: MI EXPERIENCIA EN BRASIL

30 agosto, 2017

Este verano he tenido la oportunidad de ser voluntaria en Belo Horizonte (Brasil). La experiencia me ha permitido ver la realidad de otro país distinto al mío, acercarme a su gente y conocer la labor que las Hermanas Dominicas llevan a cabo.

Enseguida me vi inmersa en sus calles, sus transportes y sus casas, en la belleza de sus colores, de los mercados y de sus gentes, en su gastronomía y en el clima que me acompañó esos días. Encontré en las personas ricas en hospitalidad, su generosidad, alegría y ganas de luchar para salir adelante.

Mi principal actividad fue en el complejo educativo de las Hermanas Dominicas de la Anunciata, centro donde acuden alumnos entre 3 a 6 años para impartir la enseñanza básica infantil. La comunidad me dio la oportunidad de participar en la formación de estos niños y niñas, en realizar sesiones formativas y dinámicas, colaborar con las actividades rutinarias de la escuela, como enseñar a los alumnos a sumar, pintar una rayuela en el patio de la escuela o ayudar a preparar el día de los padres y el bazar. Además de llevar a cabo el proyecto de “Lavar as mãos” realizado por los alumnos de FEDAC Amílcar (Barcelona) para esta ocasión tan especial y de participar en la excursión que se efectuó en el Museu de História Natural e Jardim Botânico da UFMG. También gocé con la gastronomía de las cocineras Tania y Francisca, acompañada de grandes profesionales docentes que me dieron su calor, cariño y muchas enseñanzas. Además aprendimos bailes típicos de cada país compartiendo risas, cafés y trabalenguas con el idioma.

Las Hermanas fueron muy atentas conmigo. Sin esconder la cara oscura de su país, enseñándome los contrastes que ofrece la ciudad y sus alrededores, como las favelas, Sabará, Ouro Preto o Mariana. Pude participar en muchas misiones que realiza la pastoral de la iglesia de Gloria como proporcionar una comida a los meninos da rua, dar la comunión a los enfermos…

Las Hermanas me mostraron sin tapujos su país, la auténtica realidad. También es de agradecer que me acogieron como si fuese una más, se aproximaron a mí con ternura y con mi idioma natal, explicándome y resolviéndome todas las dudas o preguntas que me surgían de cualquier tema. Además tuve la oportunidad de celebrar los 161 años de la Congregación y también participar en el encuentro que se celebró en Aarâo Reis, donde pude conocer todas las Hermanas de la congregación del país.

Me gustaría acabar con la reflexión que como voluntarios somos unos simples invitados que cooperamos para aportar pequeñas capacidades a la sociedad autóctona, la verdadera protagonista del proyecto. Gracias por dejarme formar parte de esta bonita experiencia, muy recomendable para futuros voluntarios, yo ya estoy empezando ahorrar para el pasaje y volver el próximo año.

GRACIAS HERMANAS POR ACOGERME Y PERMITIR EL COMPARTIR NUESTRAS VIDAS Y EXPERIENCIAS.

Anna T.

 

VOLUNTARIADO: MI EXPERIENCIA EN BRASIL