Vicariato. Encuentro Internacional, 2016
El II Encuentro Internacional del Vicariato San Francisco Coll tuvo lugar en Kotobi (Costa de Marfil). Fueron convocadas para asistir al mismo las Prioras, las Directoras de escuela, así como las Responsables de otras obras apostólicas y las Formadoras. Fueron en total 36 Hnas, procedentes de todos los rincones del Vicariato (comunidades de Ruanda, Camerún, Benín y las residentes en Costa de Marfil). La alegría del reencuentro del primer día fue tan grande que no se podía hacer otra cosa que dar gracias al Señor por esta oportunidad.
La reunión comenzó en la tarde del 17 de agosto con unas palabras de acogida en las que la Superiora del Vicariato, H. Carme Bosch daba la bienvenida y expresaba el deseo de hacer de esta reunión un trampolín para un nuevo comienzo, La participación activa de las hermanas fue favorable y sus palabras fueron recibidas con aplausos. Después de esto, siguió la oración de apertura llena de símbolos que reflejan las necesidades que tiene la Anunciata para recomenzar desde Cristo y centrar su vida en El. Esta celebración creó un ambiente favorable para el desarrollo de dicho encuentro.
«Centrar su vida en Cristo» fue el tema general del encuentro que el hermano Roger Houngbédji op, recientemente nombrado Arzobispo de Cotonou, desarrolló, introduciendo poco a poco a las participantes en el meollo del por qué ellas se han consagrado. He aquí las grandes líneas:
- la vida religiosa y Dominicana, una existencia centrada básicamente en Cristo
- Cristo un perfecto icono de la misericordia de Dios
- Testimoniar el amor misericordioso de Dios en el contexto de la vida religiosa y Dominicana
Estas líneas dejan entrever la fuente en la que las hermanas bebieron durante los primeros cuatro días de espiritualidad, pasados en compañía del hermano. Su enseñanza estuvo intercalada de reflexiones personales y discusiones en pequeños grupos que fueron compartidos posteriormente en la gran asamblea. Se hizo eco de nuestra rutina diaria que debe ser reconsiderada para un futuro mejor.
El hermano Roger que tuvo que ir a Roma para realizar ciertos trámites antes de su consagración, dejó paso a las dos hermanas del Consejo general que nos acompañaban en nombre de la Priora General. Son las Hermanas Justina González, Delegada de Educación y Miriam Zapeta, Delegada de Misiones y otras mediaciones a quienes reconocemos el mérito de hacer camino con el Vicariato sosteniendo paciente y generosamente su misión que se construye lentamente, incluso diríamos muy lentamente pero con gran entusiasmo, ilusión y esperanza. Su presencia realzó la importancia de este encuentro del Vicariato.
Partiendo del «Carácter de nuestros centros educativos» y de una versión condensada del Reglamento de Orden Interno, la Hermana Justina a quien le correspondía hablar sobre la educación, clarificó los elementos claves que le permitieron entrar en la lógica de la pedagogía, metodología y de la cultura congregacional, relativas a la educación.. Los textos que enriquecieron la reflexión de las participantes fueron punto de partida de vivas aportaciones muy enriquecedoras. Fue entonces cuando se dieron cuenta que algunos de los hábitos adoptados en la educación se deben adecuar a los valores de la Congregación. Se requiere un trabajo de revisión y reorientación.
La Hermana Miriam presentó la misión que corresponde a la Anunciata para que el Evangelio y la educación lleguen al hombre en su totalidad. Como requisito previo a esta misión, la hermana debe estar atenta a los gritos de los que le rodean, gritos que manifiestan la sed que el hombre tiene en sí mismo, la pobreza existencial de la que él es presa y que le disminuye. Luego la hermana debe dejarse impresiona en su interior por estas miserias y aparecerán en ella los sentimientos de compasión que la llevarán a un compromiso al servicio de la humanidad. El potencial para llevar a cabo este proceso, la hermana lo tiene como talentos. Los textos bíblicos que fueron objeto de intercambio, resaltan algunas actitudes a adoptar a lo largo de esta misión. Se trata entre otros de la escucha que supone una intimidad con Cristo, la prontitud y disponibilidad porque el Evangelio nos urge y finalmente el desprendimiento. Se trata de saber retirarse. De hecho, no debemos forzar la simpatía de aquellos a los que nos hemos dedicado.
Después de las intervenciones de las dos hermanas anteriores, el Consejo del Vicariato presentó el itinerario desde su erección hasta ahora. El balance refleja una obra llena de acción de gracias por la misericordia de Dios que no se fija en las imperfecciones de los seres humanos sino de lo que ha sido capaz de hacer para serle agradable. Se pusieron de relieve algunas perspectivas de futuro tales como: – la orientación de las hermanas en su formación académica para que su presencia sea más importante en las estructuras de la escuela, – la modificación del desarrollo de las actividades relacionadas con las escuelas y con otras obras específicas del Vicariato para que lleguen, sin excluir a los pobres, a autofinanciarse y sostener a sus respectivas comunidades y por qué no al Vicariato… Es como mucho para reflexionar. Se le dio a cada comunidad un tiempo para la presentación de su misión.
La misión de la Anunciata es sin exagerar una atención incansablemente a las múltiples necesidades que surgen. El campo de posibilidades de nuestro carisma es una puerta de acceso a los males que afectan a algunos pueblos de África. La comunidad de Kpakpame (Benin), abierta hace unas semanas, es la prueba.
Debemos señalar que el 24 de agosto no fue un día como los otros pues la erección del “Vicariato San Francisco Coll” se celebró el 24 de agosto, y esta jornada tuvo la connotación de la celebración del 6o aniversario de su nacimiento. No faltaron los momentos recreativos, fueron momentos de morirse de risa.
La reunión se dio por terminada el 27 de agosto de 2016 con una excursión.
Damos gracias a Dios a quien le debemos el buen desarrollo del II Encuentro Internacional del Vicariato San Francisco Coll. Él ha estado en el control de todo y El sabrá, en su momento, grabar en nuestros corazones las riquezas de este encuentro a fin que ellas se traduzcan en nuestras vidas en gestos, en palabras que nos acercaran a ÉL.