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VI CENTENARIO VICENTINO

5 abril, 2019

San Vicente Ferrer y San Francisco Coll: El Fuego de la Predicación

Este 5 de abril la Orden de Predicadores se gloría en celebrar el día del VI Centenario del nacimiento para el Cielo de uno de sus grandes apóstoles: San Vicente Ferrer Cada santo suele destacarse por algún atributo en el que transparenta con más intensidad su unión con Cristo. Ese aspecto en San Vicente Ferrer fue, sin duda, la predicación. La predicación itinerante y compasiva es la que da forma a su espiritualidad y a su identidad propia dentro del conjunto de los santos de la Orden. Sus palabras de fuego incendiaron gran parte de la Europa de su tiempo.

Por otra parte, sabido es que uno de los santos con quien más se ha comparado al Padre Coll es, precisamente, San Vicente Ferrer. Hasta  le llegaron a llamar “el nuevo Vicente Ferrer”, o “el Vicente Ferrer catalán”. Se cuenta de San Francisco Coll que, cuando predicó en la ciudad de Balaguer en el año 1852, ocurrió algo impensado: era tanto el deseo de escuchar a este predicador, tanta la concurrencia desde todos los pueblos vecinos, que tuvo que predicar en la Plaza Mayor, cosa que, según la tradición guardada en la ciudad, no ocurría desde los tiempos de San Vicente Ferrer…

“En el cuarto Domingo de Cuaresma aumentó el concurso de gente, pues se calculaba en diez mil las personas que vinieron a oír el Sermón [del Padre Coll], compareciendo los mismos pueblos agregándose el de Butcenit y otras gentes que venían de muchas horas de distancia y así se aumentó sucesivamente el Auditorio hasta catorce mil almas. Es de notar que esta plaza no había sido teatro de unas funciones tan sublimes e imponentes desde la Época de San Vicente Ferrer, Apóstol de Cataluña y de España, que según tradición constante de esta Ciudad, predicó también en la misma plaza…” (Llibre Verd del Ayuntamiento de Balaguer, en Testimonios p.309).

Sin duda que, como aquel gran santo, la espiritualidad de Francisco Coll también se fraguó en el fuego de la predicación itinerante y compasiva.  Por eso si leemos con atención la carta del Maestro General con motivo del VI Centenario de San Vicente Ferrer, veremos cómo nos ilumina para comprender mejor a los dos, y, en definitiva, a todo amigo de Dios que, entregado a la predicación, «no escatima sus fuerzas, sino que se atreve, agotando sus energías humanas, a acoger en su humanidad una fuerza y un fuego que recibe de otro, mucho más grande que él».

«La aventura de la predicación es una aventura espiritual. La vida del predicador está llamada a dejarse llevar por la gracia que puede hacer de ella una «vida mística». Mística de una compasión profunda, a imagen de la compasión de Cristo, sufriendo para que la Iglesia no se divida y sea verdaderamente, en el corazón del mundo, la comunión que da testimonio de la comunión trinitaria. Mística del deseo de construir puentes de fraternidad entre tantas culturas diferentes. Mística de compasión por los pobres, los enfermos y los pecadores, porque ninguno de ellos puede ser excluido del sueño de comunión que Cristo ha hecho brillar en el corazón de la humanidad. Mística de una vida entregada, para llevar a su punto más incandescente el fuego del deseo de que «Él crezca y yo disminuya». Actualidad de una mística que quiere entregar la Palabra arriesgando toda la vida, sin restricciones y sin reservas».

Mística y predicación, itinerancia y compasión, fuego espiritual… y todo en una admirable unidad de vida.

«El fuego espiritual que puede animar esta itinerancia apostólica es la determinación de sentirse predicador aceptando dejarse expropiar de uno mismo, de la seguridad, de las «zonas de confort», de las mentalidades bien establecidas. «Vayamos a otra parte, a las aldeas vecinas, para que allí también yo proclame la Buena Nueva; porque por eso salí» (Mc 1,30). De Domingo se decía que estaba constantemente preocupado por ir a los Cumanos. ¿Cuáles son nuestras preocupaciones hoy en día? ».

Con esta pregunta-provocación del Maestro de la Orden terminamos este recorrido en el que encontramos elementos comunes entre estos dos grandes santos dominicos, dos santos «tan de fuego», tan apasionados por la predicación, tan dispuestos a abandonar seguridades y a llegar más allá de las fronteras… La historia de ambos no es una historia del pasado, sino un llamado permanente a nuestra propia vocación predicadora…

«Esto es precisamente lo que hace que San Vicente Ferrer siga teniendo actualidad hoy para la Orden y para la Iglesia. Dar la vida entera por la predicación es el horizonte hacia el que Vicente invita a mirar, a través de su testimonio de santidad, a todos los miembros de la Orden de Predicadores. Dar la vida entera por la predicación del Evangelio, como hicieron los apóstoles al seguir a Jesús predicador y, al hacerlo, dejarse llevar a la fuente de la propia vida según el Espíritu».

San Vicente Ferrer y San Francisco Coll…¡rogad por nuestra vocación predicadora!

Para quien quiera leer completa la carta de Fr. Bruno Cadoré: ¡Predica como lo hicieron los apóstoles!

Unidad temática sobre San Vicente Ferrer

Comic sobre San Vicente Ferrer

Estampa – oración a San Vicente Ferrer

Hna. Luciana Farfalla

Provincia “Santa Rosa de Lima”