NOTICIAS

SINODO AMAZÓNICO: EL KAIROS ECLESIAL Y SUS POLOS EN TENSION

4 octubre, 2019

MAURICIO LÓPEZ (SECRETARIO EJECUTIVO DE LA REPAM)

El Sínodo Amazónico es, y está llamado a ser, un instrumento para la conversión. Haciendo una lectura histórica desde el Concilio Vaticano II, percibiendo cómo Dios irrumpe en medio de nosotros aun en condiciones contradictorias, y experimentándolo con fuerza en el actual momento eclesial animado por el papa Francisco: es imposible no ver la persistencia del Espíritu.

Sentimos cómo quiere impulsar una verdadera vuelta a la fuente de nuestro ser Iglesia en el seguimiento del Cristo vivo y vivificante en la amplitud de la realidad. La posibilidad de conversión eclesial es real y no permite dejar las cosas como están (‘Evangelii gaudium’, 25). Sobre todo, invitándonos a hacer una lectura de los signos de los tiempos que confirman cómo mucho de esta conversión viene desde los márgenes, desde la territorialidad y los pueblos amazónicos.

A esto nos referimos cuando repetidamente afirmamos que estamos viviendo un verdadero ‘kairós’. Un tiempo propicio, un momento especial en el que, aun en medio de dificultades y contradicciones, es posible percibir la fuerza de Dios abriéndose paso y tejiendo nuevos caminos.

Percibimos que el Sínodo Amazónico es un pequeño afluente de agua viva que quiere servir a este propósito mayor. Aun en su pequeñez con respecto a la visión eclesial tradicional donde prevalece el centro, y quizás precisamente por ello, esta periferia (que es también inmensa y majestuosa como territorio que expresa el misterio de Dios) quiere servir como signo que ofrezca luces al centro. La Amazonía es, y quiere ser, un rostro periférico que ayude al centro a concretar su proceso de transformación, su vuelta al origen. Un reafirmar el llamamiento profundo a construir el Reino que se expresa en el Cristo vivo que se encarna y trasciende estructuras, temporalidades y rasgos culturales. Una expresión del Dios que habita la Iglesia y la abre a la novedad.

Tengo muy presente la frase del Papa en abril de 2018, durante la reunión del Consejo Presinodal, mientras tuvimos el privilegio de tomar café con él en un receso: “Pongan atención a lo más importante: la periferia es el centro”. Y mi propia experiencia me hace sentir que, según su itinerario y discernimiento como el Pastor de esta, nos está hablando de un proceso en el que la periferia ilumina el centro sin pretender tomar su sitio, sino ayudando a transformarlo, purificarlo, renovarlo.

Es decir, ayudar a la conversión de este centro que ha perdido, en cierta manera, parte de su capacidad de escuchar y maravillarse por la voz permanentemente nueva y renovadora del Espíritu que viene de los márgenes. La periferia puede ayudar a la transformación del centro, en la medida en que esta no pierda su condición identitaria periférica. Es desde esa existencia marginal que Cristo hizo y hace su camino, tejió y teje su itinerario, y ahí es donde Dios se hace propicio para identificar Su llamada a redimir el mundo.

Así, la conversión (‘Documento de Aparecida’, 278b) es, sin duda, la vuelta al proyecto del Reino, aquel de un mundo más justo y más humano, de genuina fraternidad y equidad, y donde todos aspiren a tener vida y vida en plenitud, comenzando por los excluidos.

Quisiera ofrecer una serie de criterios que considero esenciales, todos ellos asociados al momento eclesial presente, y como orientaciones que se integran en el discernimiento sobre el Sínodo Especial Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Usaré la figura de una mesa que se sostiene por cuatro columnas, cada una de las cuales contiene, a su vez, tres puntos. (…)

Termino con una oración que nos ha acompañado en la navegación de los últimos 40 días como preparación del inicio de la Asamblea del Sínodo a modo de fase final de esta etapa, y donde se abre una nueva en la que tenemos gran esperanza:

“Que el Dios de la vida y la belleza, el Espíritu Santo que nos impulsa hacia más fraternidad, unidad y dignidad, y el Cristo encarnado de la Buena Nueva y de la inculturación y la interculturalidad, nos den la serenidad, el discernimiento y la valentía para encontrar los nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral en este Sínodo Amazónico. Todo ello para el bien y la vida de sus pueblos y comunidades, y para caminar más juntos por el Reino anhelado y urgente”.

Fuente de la noticia: Vida Nueva (pliego)