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Buenos días, H. Justina, Delegada General de Educación de la Congregación de Hermanas Dominicas de la Anunciata, H. Coralia Haydee Quiroz, nuestra Directora; subdirectora H. Mary Pineda; H. Marcia Reyes, Coordinadora del Departamento de Educación en la Fe y H. María del Carmen, que se encuentran en la Mesa de Honor. Personal de esta comunidad Educativa y compañeros/as de la Fray Martín de Porres.

Las palabras no me son suficientes para expresar el honor y el orgullo que ha sido para mí estudiar en una institución tan dedicada al servicio y a la fe como la que ha sido mi hogar desde hace 13 años.

La Fray Martín de Porres ha sido parte fundamental en mi desarrollo como estudiante y en mi búsqueda por la excelencia académica. La educación que año tras año he ido recibiendo de parte de cada uno de los profesores es de una gran calidad y me ha permitido desarrollar gran cantidad de habilidades y adquirir conocimientos  que hoy me están abriendo muchas puertas en Educación Superior y en diferentes actividades extracurriculares en las que he representado y sigo representando con orgullo a mi escuela.

Gracias a ella, he aprendido mucho académicamente y estoy muy agradecido por ello. Sin embargo, hay algo que caracteriza a esta escuela y es por lo que es diferente a las demás instituciones públicas de nuestro país: su educación bajo la enseñanza del evangelio.

La Fray no es una escuela como las demás, sino que es un estilo de vida, en el que tus objetivos están enfocados en el bienestar del prójimo, el servicio a la comunidad y la solidaridad con todas aquellas personas que hoy en nuestro país, luchan día a día por sobrevivir ante la triste situación que hoy afronta nuestro país.

Pascuas, Celebraciones de las festividades de la Iglesia, la enseñanza que nos imparten en Educación en la Fe, entre otras actividades, son las que nos permiten a nosotros como estudiantes, y sobre todo como cristianos, a formarnos bajo la educación suprema: la de Dios todopoderoso. Además, la educación que gozamos está acompañada del ejemplo de una persona que para esta institución es muy importante por la excelente calidad humana que demostró siempre en su vida y que ahora las hermanas y profesorado tratan de inculcarnos para llegar a ser como él y practicar la caridad y el amor al más pobre: El Padre Francisco Coll.

En esta escuela, personalmente, tengo mi vida. Aquí, yo he pasado más que tristezas, las mayores alegrías de mi vida. Mis mejores amigos, y la gente que más quiero están acá y han sido gente importante en la formación personal que he tenido todos estos años. Desde un simple hola en Pre-kinder, a decir te amo amigo hermano, ahora que estoy en bachillerato. Las amistades que en la fray se hacen no se rompen, sino que se quedan en el corazón, por el simple saber que la persona con quien comparto mi amistad, me ama y me respeta tanto como yo a ella.

Yo como muchos estudiantes de esta institución, no deseamos irnos de la escuela, si bien es cierto estamos ansiosos por ir a la Universidad, no queremos dejar la fray, porque sentimos que nuestro hogar es aquí.

Esto es la Fray. Es nuestro hogar, el lugar donde hemos aprendido todo lo que sabemos y donde nos hemos formado no solo como estudiantes ejemplares, sino como cristianos decididos a servir al prójimo y cumplir la voluntad de Dios.

Por tanto, quiero agradecer a todas las personas que mantienen año con año a la Fray como lo que es: una escuela integral. Gracias a nuestra directora H. Coralia Haydee Quiroz, al Padre Gregorio cuyas gestiones hoy son una realidad en esta institución y cada uno de los profesores que nos acompañan en nuestro proceso de aprendizaje. Finalmente, Gracias H.  Justina por su admirable labor y por haber tomado su tiempo para visitarnos, demostrando su compromiso con la educación basada en el ejemplo del evangelio al estilo de San Francisco Coll. Bienvenida a su casa la Fray Martín de Porres.

                                           Un alumno de 2º de  Bachillerato

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