NOTICIAS

¿QUÉ BUSCÁIS?

17 enero, 2021

En el segundo domingo del tiempo ordinario nos encontramos con un relato de “seguimiento de Cristo”. Dos discípulos de Juan el Bautista, tras escuchar a su maestro calificar a Jesús de “Cordero de Dios”, se ponen a seguir a Jesús. Este se vuelve y les pregunta: “¿qué buscáis?”. Se trata de una pregunta fundamental. Es importante aclararse sobre lo que uno busca y, más en concreto, sobre lo que uno busca en Jesús. Pues pudiera haber seguimientos equivocados, adhesiones que no corresponden a lo que es Jesús.

¿Qué te imaginas que vas a encontrar en Jesús? Esta pregunta tiene muchas traducciones y aplicaciones. ¿Qué crees que vas a encontrar en la oración? ¿La solución mágica a los problemas que tienes que solucionar tú? ¿Esperas la solución o más bien la fuerza para solucionarlos? ¿Para qué sirve ir a Misa, qué buscas yendo a la Eucaristía? Esa es la pregunta de los que no entienden de amores. ¿Para qué sirve la Eucaristía? O sea, entendemos la religión en clave de utilidad. Pues entendida desde esta clave, la religión no sirve para nada. Las cosas importantes hay que entenderlas en clave de amor, no de utilidad. ¿Qué busco en mi matrimonio, qué busco en mi sacerdocio? Si en mi sacerdocio busco un sueldo o una promoción social, me he equivocado de planteamiento. Y si en tu matrimonio buscas dinero, o buscar ser condesa porque tu novio es conde, te has equivocado de planteamiento. Uno se casa por amor. Y el amor es gratis, en el amor la utilidad no es lo determinante.

Se comprende así que Jesús también plantee esta pregunta a los que quieren seguirle. Sin duda, en todo lo que hago, y también en el seguimiento de Cristo, busco ser feliz. Pero no hay felicidad a bajo precio. La felicidad en el matrimonio exige renunciar a muchas cosas. Y la felicidad en el seguimiento de Cristo puede pasar por la cruz. El evangelio no es fácil, pero hace feliz. Hace feliz porque ofrece sentido a la vida y a la muerte. Cuando vienen las dificultades tú no le pides a tu amada o a tu amado una solución, le pides que esté a tu lado, que te acompañe, que te comprenda. Pues para eso sirve el ir a Misa o el rezar. Para tomar conciencia de que Dios nos ama y quiere para nosotros un presente y un futuro lleno de vida. Seguir a Jesús, al único que puede llenar el corazón humano, exige una previa conversión, un cambio de actitud con relación a muchas cosas: el dinero, el sexo, el poder, el prestigio.

Martín Gelabert Ballester, OP

Fuente: Nihil obstat