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PROFESIÓN PERPETUA DE LAS HH. EDWIGE SIBA Y CLAUDINE MUKASANGA

27 septiembre, 2012

El día 16 de septiembre tuvo lugar la ceremonia donde hicieron su Profesión Perpetua las HH. Edwige Siba y Claudine Mukasanga en Bouafle (Costa de Marfil) y Kagugu (Rwanda), respectivamente.

La H. Edwige Siba expresa en su escrito lo que para significó y sintió en dicha ceremonia:

«Un fuego enciende otro fuego; una luz produce otra luz»

Esas fueron las palabras que jalonaron la bella ceremonia del Domingo 16 Septiembre 2012 en la «parroquia San Agustín» de Bouaflé. La ceremonia de mi profesión perpetua resulto bonita, orante y conmovedora. Se desarrolló bajo la acción del Espíritu Santo y un gran gentío, llegados de varios rincones del País fueron testigos de este fíat definitivo. Era la primera vez que esta parroquia albergaba un acontecimiento tal, la celebración de los Votos Perpetuos y además los de una hija de dicha parroquia. Todo el mundo se movilizó y para que la fiesta resultara bonita y completa, se organizó un programa:

•Del Jueves 13 al Sábado 15 Septiembre hubo, por la tarde en la gruta, un triduo de oraciones por las vocaciones, durante la oración comunitaria del Rosario.

•El sábado 15, fue el gran concierto de cantos tradicionales y religiosos en mi lengua « WÊ » (Ouest de la Côte d’Ivoire) así como las representaciones ejecutadas por las jóvenes de los movimientos a los que yo había pertenecido.

•El Domingo 16, tuvo lugar la solemne celebración presidida por su Excelencia Mgr Maurice Konan, obispo de la diócesis de Daloa.

Hay que destacar la numerosa presencia de la Familia Dominicana así como de otras consagradas de la zona y de otras diócesis. El evangelio de ese día nos exhortaba a comprometernos decididamente al seguimiento de Cristo, tomando nuestra cruz para seguirle. El obispo agradeció a mis padres el haber dado su hija para la gloria de Dios y la salvación de las almas. Este gesto les dijo atraerá sobre ellos bendiciones sobre bendiciones.

Yo me sentía muy emocionada por los momentos fuertes de la ceremonia y sostenida por mis hermanas y mis padres en ese compromiso definitivo. Al mismo tiempo era bien consciente del valor y significado del acto que estaba realizando.

Como símbolo de mi consagración yo escogí un cazo de madera. En mi tradición el cazo de madera es signo de la humildad, de la fecundidad, de la maternidad y de la generosidad del corazón de la mujer. Así, al escoger este símbolo tan importante de mi cultura, yo querría, a través de mi vida consagrada, ser entre las manos de Dios y de su Iglesia, esta mujer que da la vida de Dios y la comparte con las demás personas de todos los pueblos y de todas las culturas, sin discriminación. Porque en la perspectiva de la fe cristiana, este cazo simboliza la generosidad de la Iglesia de Cristo que manifiesta su maternal fecundidad dando la vida de Dios a todos.

Quiero, pues, vivir mi fecundidad en toda su profundidad espiritual. En efecto, como lo expresa la sabiduría « WÊ », ser padre o madre, no es solamente dar la vida a los hijos biológicos. Es también y sobre todo cuidar de toda persona afligida y marginada, ocuparse de todo ser humano como de su propio hijo y de su propia hija, a fin de que llegue a ser alguien y que encuentre su dignidad de hijo/a de Dios.

En este día tan especial, me siento obligada a dar las gracias a todas las personas que con generosidad me han ayudado y sostenido en la realización de la voluntad de Dios en mi humilde persona. Hacia cada una de las hnas. de la Anunciata particularmente, tengo una deuda de amor que no se si podré saldarla un día!

Que Dios mismo, acabe en cada una de nosotras lo que tan bien ha comenzado y que conceda a su Iglesia numerosas y santas vocaciones.!

                                                                           H. Edwige Siba