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NUESTRA MISIÓN EN URUGUAY

8 junio, 2020

Uruguay es el segundo país de América en recibir a las Hermanas Dominicas de la Anunciata. La posibilidad de brindar a la niñez y juventud uruguaya de escasos recursos una educación cristiana motivó la fundación. El objetivo era dedicarse a la formación religiosa, moral e intelectual de las familias pobres y, viendo que llevar a cabo este sueño excedía a la gente que lo gestaba, se pensó en encargar esta misión a las Hermanas Dominicas de la Anunciata. Fue así que un 12 de abril de 1913 las Hermanas fundadas por San Francisco Coll, pisan por primera vez suelo uruguayo.

Con más de 100 años en estas tierras de horizontes amplios y suelos ondulados, corazones solidarios y cultura democrática, la misión de La Anunciata hoy, se expresa mediante el ámbito de la cultura, la misión popular y las comunidades de base barriales.
Somos una presencia religiosa de 12 hermanas en el país, desde dos comunidades ubicadas en la ciudad capital Montevideo: una en la zona de los comienzos y otra en las periferias de la ciudad donde la precariedad y la necesidad son mayores en los hogares.

Son tres las comunidades educativas (dos en la capital y uno en una ciudad pequeña) mediante las cuales se lleva adelante la evangelización de la cultura y el trabajo pastoral con niños y jóvenes. El Movimiento Juvenil Anunciatista de la Congregación, enraizado en los colegios, no sólo acompaña el proceso de maduración en la fe de niños, adolescentes y jóvenes desde la identidad carismática, sino que irradia la misión hacia otros campos de evangelización como son las misiones populares en pueblos pequeños del país y zonas rurales, así como en servicios de voluntariado en otros países del continente.

En los tiempos fuertes de nuestra fe como son Semana Santa, Pentecostés y Navidad, se realizan las misiones populares para llevar el agua fresca del Evangelio a los poblados donde no hay evangelizadores o son muy pocos. En Uruguay, la falta de predicadores que lleven el anuncio de Jesús y su Evangelio, nos mueve a realizar año tras año junto a los jóvenes, esta misión de salida como pide el Papa Francisco. La comunidad misionera juvenil de cada colegio experimenta, en cada misión que realiza, la alegría del Evangelio anunciado, celebrado y testimoniado en comunidad.

La Anunciata mantiene también una presencia apostólica en uno de los barrios periféricos de la capital, acompañando una comunidad cristiana pequeña mediante la catequesis de niños y adolescentes, la visita a los hogares y la animación de la fe en las celebraciones de la comunidad.

Junto a los laicos de nuestras comunidades anunciatistas y de otras comunidades, y junto a los Frailes dominicos del país, nos sabemos miembros una misma familia carismática, la Familia Dominicana, que tiene la urgencia de alabar, bendecir y predicar en comunidad la alegría del Evangelio y la buena noticia de un Jesús que está Vivo.