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LA RELIGIÓN DIGITAL, ¿ES ‘COOL’ PARA LOS JÓVENES?

24 enero, 2017

“La tecnología es camino y oportunidad para que las instituciones religiosas se acerquen a las nuevas generaciones”

Los adolescentes y jóvenes “no pasan” de la religión digital. Aunque los temas religiosos no son la primera opción que eligen cuando se conectan ni son grandes mayorías las que lo hacen, sí que los jóvenes que pertenecen a alguna religión de las 13 registradas en Cataluña son activos en el consumo religioso: se bajan aplicaciones, juegan y algunos hasta rezan. Un estudio entre casi 2.000 adolescentes y jóvenes en Cataluña arroja luz sobre temas como el uso que dan a la tecnología, el control de los padres y educadores, la necesidad de más interacción…, y desvelan que los muchachos que pertenecen a las minorías religiosas son más activos que los católicos.

Ante este panorama, la Iglesia católica tiene un triple reto: crear más interacción y, por tanto, escuchar más en las redes y el mundo digital; ser más imaginativa y saber proponer como atractivo lo que buscan en otros sitios (¿por qué Juego de Tronos tiene que resultar inmensamente más interesante que un episodio bíblico que contiene también guerra, sexo, envidias, ambición o perdón?); y, sobre todo, acompañar a los jóvenes digitalmente sin esperar que vayan a la iglesia, porque, probablemente, no van a hacerlo.

“Soy católico bautizado 100% ateo”. Así de contundente responde un adolescente, de entre 12 y 18 años, cuando el Observatorio Blanquerna de Comunicación, Religión y Cultura le pregunta si es creyente. La respuesta es tan breve como significativa, y resume las principales conclusiones a las que ha llegado el estudio Adolescentes, jóvenes, tecnología y religiones. El caso catalán. Y es que mientras, por un lado, los datos muestran que el 65% de los jóvenes y adolescentes catalanes se declaran creyentes, pocos manifiestan una base sólida de conocimiento sobre las religiones.

Esta realidad, además, se da en un contexto, Cataluña, en el que conviven un total de 13 religiones distintas –entre ellas, católicos, musulmanes, evangélicos, ortodoxos, Testigos de Jehová, bahá’ís, sijs, judíos, mormones– y en el que el 90% de la población tiene dispositivos digitales. ¿Qué papel juega el espacio digital? ¿Ayuda a los jóvenes a conocer las religiones? ¿Contribuye al diálogo entre ellas? ¿Los jóvenes practican su fe a través de la tecnología? El estudio del Observatorio Blanquerna recorrió Cataluña durante el primer semestre del año 2015 para responder a estos interrogantes. Dando voz a todo el territorio, la muestra cuenta con casi 2.000 respuestas de participantes de todas las religiones, y omite a la Ciudad Condal, que puede ser objeto de un único estudio en el futuro.

Apps, juegos, webs, foros y redes sociales relacionadas con la religión responden al concepto religión digital, sobre el que adolescentes y jóvenes han sido preguntados. Para algunos, “no interesa a nadie”; para otros, “es útil”; otros prefieren no opinar. Del total de adolescentes y jóvenes, el 16% ha respondido que utilizan estos elementos en la práctica de su fe: se bajan aplicaciones, entran en páginas web y tienen presencia en grupos religiosos de distintas redes sociales.

El estudio, cuyo investigador principal es el catedrático Josep Lluís Micó, determina que, en relación a la religión, en Cataluña existen tres perfiles de jóvenes y adolescentes: creyentes pasivos, creyentes activos y no creyentes.

En cuanto a los primeros, los creyentes pasivos, encontramos un grupo amplio formado por chicas y chicos que, en su mayoría, se identifican como cristianos, sin distinguir si son o no católicos; es exactamente un 31% el que sí se define como católico. Sin embargo, admiten no utilizar religión digital por no conocer ninguna herramienta o porque no forma parte de sus intereses o los de su grupo. Muchos de ellos tienen un vínculo con la religión basado en la tradición familiar o en el entorno escolar, pero, en su mayoría, no tienen su confesión presente en su entorno social. Solo en algunos casos existe una alta participación e implicación en una comunidad concreta. (…)

En cambio, para el tercer perfil identificado (los no creyentes), la religión no es cool. Teniendo en cuenta que muchos de ellos son líderes sociales de sus entornos, supone una cierta barrera, porque consiguen que aquellos jóvenes que sí usan la religión digital y que son creyentes no lo admitan fácilmente. El miedo a la burla es un argumento que ha aparecido repetidamente en las respuestas de los adolescentes y jóvenes, tanto de los católicos como de los pertenecientes a otras religiones.

En algunos casos concretos, los adolescentes y jóvenes han mostrado interés por la religión, pero han criticado duramente a la Iglesia católica. En muchos otros, esta crítica a la Iglesia se transforma en apatía hacia la religión. En estos se destaca un uso nulo de herramientas digitales religiosas, aunque los argumentos en los que se basan algunas opiniones no siempre reflejan estar formulados a partir de conocimientos objetivos.

Los adolescentes y jóvenes que sí utilizan la religión digital son, sin lugar a dudas, los creyentes activos. Este perfil se identifica, sobre todo, en jóvenes y adolescentes que pertenecen, en la mayoría de casos, a religiones consideradas minoritarias. Por orden, los tres grupos confesionales más numerosos son: islam (46% de los creyentes), ortodoxos (14% de los creyentes) y Testigos de Jehová (13% de los creyentes).

En estos casos, detectamos una práctica de la fe mucho más intensa, y las ceremonias y rituales forman parte de la rutina habitual de los participantes. Su vida social y su comunidad de relaciones giran alrededor de su fe. En estos espacios, la viven libremente, sin tapujos ni miedos. Algunos de ellos, además, han llegado de otros países y valoran la fe como elemento clave de su identidad. “Igual que llevan un atuendo concreto, o la foto de alguien que les gusta en la agenda, los jóvenes creyentes llevan en su móvil fondos de pantalla o tonos relacionados con la religión”, explica Pep Oliveras, director de programas TIC en la Fundación Marianao.

Para los adolescentes y jóvenes creyentes activos, la religión es el elemento que aglutina y cohesiona su comunidad, el grupo con el que se identifican. De aquí viene la intensidad de la implicación, más allá de las celebraciones litúrgicas. Así, si en su día a día utilizan herramientas digitales, lo hacen también en la religión, pues constituye una parte muy importante de este día a día. (…) Fuente: VN Autora: MÍRIAM DÍEZ BOSCH, directora del Observatorio Blanquerna de Comunicación, Religión y Cultura. (Documento completo en el archivo adjunto)