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Durante la primera semana de enero, del 3 al 7, en Lima, Hna Rosa Paiva participó de un encuentro de formación de la familia dominicana.

Los ponentes durante la jornada fueron: Fr Nelson Medina, Guido Cardozo y Germán Sánchez. Se nos invitó a pensar en el reto de definir sin límites la PJ. Principalmente ¿cómo estamos mostrando a Jesús a través de nuestras prácticas pastorales? A veces preparamos nuestros encuentros de una manera divertida, que no quiere decir que no nos preocupemos de lo didáctico y novedoso para el joven, pero el riesgo está en quedarnos sólo en lo superficial, y no logramos trasmitir la experiencia fundante de nuestro compromiso con Jesús; no logramos trasmitir lo esencial.

En estas charlas se nos recalcó de una manera insistente, el trasmitir a Jesús, como centro de nuestra Pastoral, de buscar la manera de hacer que el joven se encuentre con su persona, a mostrar que tiene sentido comprometerse con el proyecto de Jesús y que llena nuestras vidas de sentido. Es una gran flaqueza quedarnos en la preparación y el envoltorio, y no mostrar a ese Jesús encarnado, que nos ha cambiado la vida.

Otro aspecto que se nos indicaba y es que, por las características del joven de hoy, todo debe ser negociado, conversado,… debemos ofrecer un espacio, de escucha abierta y coherente, no desde los juicios, ni desde una verdad impuesta, sino en búsqueda. El kerigma juvenil -este primer anuncio- debe partir de la historia, y sobre todo, se nos decía, desde el perdón, de reconocer nuestras faltas y perdonar, sanar las heridas para vivir en libertad, desde la trasparencia y sinceridad de lo que somos; y desde allí transformar la vida, ayudar y acompañar. Los jóvenes una vez convencidos, conociendo su persona, seguros del amor de Dios, son capaces de comprometerse y formar comunidades de vida y desde esa vivencia ser testigos en medio de otros jóvenes.

Entre otros contenidos y experiencias se nos ofrecieron algunas pautas para trabajar con los jóvenes…Cumplir con lo que se promete, trabajar con bondad y exigencia, acompañar en lo espiritual y en sus búsquedas de servicio en la misión, predicar con seriedad, trabajar con coherencia, paciencia y constancia y, principalmente, ser testimonio de vida siendo coherentes con lo que decimos y hacemos. Me recuerda a lo que el P. Coll nos insiste constantemente en sus escritos, parafraseándolo sería: “Los jóvenes creen más por lo que ven, que por lo que oyen”. Que nuestra vocación, sea signo que diga todo, simplemente con la vida que llevamos y mostramos.

Hna. Rosa Paiva.