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Las últimas promociones de Hermanas Dominicas de la Anunciata, presentes en Europa, nos reunimos en Madrid (C/ La Granja), los días 28, 29 de Abril.

A la Casa General fuimos llegando, de las diferentes comunidades, 16 hermanas. Los abrazos transmitían la alegría de juntarnos, de volvernos a ver, de participar de los lazos Congregacionales que nos unen.

El encuentro en sí mismo ya era motivo de gozo, pero teníamos una intencionalidad: reflexionar juntas sobre nuestra vida y misión de cara al próximo Capítulo General Electivo.

Tuvimos presente que era el año del Bicentenario del P. Coll y junto a este acontecimiento, la preocupación y la responsabilidad de dar continuidad al carisma recibido.

Habíamos reflexionado personalmente el camino recorrido en la Anunciata: Vidas distintas, recorridos diversos, historias marcadas por la huella de Dios y por el agradecimiento a la Congregación. Compartimos nuestro camino de seguimiento y entrelazado con él, dimos cauce a la expresión de inquietudes en clave de ANUNCIO, de TESTIMONIO, de ESPERANZA.

En el ambiente fraterno y cercano, se palpaba un fuerte sentido de pertenencia, una mirada realista y contemplativa a la Obra de Dios, que quiso el P. Coll y que el Espíritu lleva por caminos de búsqueda y de apertura.

Como levadura en la masa, las oraciones, elegidas para la ocasión, prepararon nuestro interior para percibir la grandeza del amor de Dios hacia cada una y extensivo a la historia de la Congregación. La Palabra de Dios nos lanzaba a volar, a arriesgar, a ser valientes, a sentirnos cuidadas por el Buen Pastor y a llamar a otras ovejas para que escuchen y respondan a la voz del Señor.

En las distintas aportaciones, valorábamos muy positivamente la apertura de la congregación a otras realidades, la apuesta por las fundaciones, la materialización de proyectos concretos que responden a empeños y compromisos desde la tarea evangelizadora.

En la dinámica de grupos pequeños, compartimos propuestas, preocupaciones, prioridades, necesidades vitales y compromisos. La puesta en común fue variopinta y enriquecedora.

La noche del sábado fue especialmente emotiva: Nos acercamos a Becerril de la Sierra, comunidad de nuestra maestra de novicias. Hna. Mª Jesús, siempre nos lleva a todas en el corazón. Fue una gran alegría celebrar el reencuentro y agradecer, junto al resto de la comunidad, los momentos vividos a su lado, el acompañamiento durante tantos años y la constante oración ante el Señor, por la vida de cada hermana.

Después de día y medio de intercambio de ideas, de experiencias, de posibilidades…de VIDA, quedaba hacer síntesis de todo lo expresado y agradecer a todas las Hermanas que lo han hecho posible, la oportunidad de SER LUZ unas para otras y de ayudarnos entre todas, a soñar el futuro de la Anunciata.

H. Loli Virgel