NOTICIAS

FRANCISCO COLL, AMANTE DEL SILENCIO

30 noviembre, 2010

SAN FRANCISCO COLL i GUITART, sacerdote dominico. Fundador de la Congregación de HERMANAS DOMINICAS DE LA ANUNCIATA. Canonizado por Benedicto XVI en Roma, el 11 de octubre de 2009.

 

Vamos a ir presentando aspectos de la Vida de San Francisco Coll. Aspectos relativos a su vida de relación con los demás, vida espiritual y vida sacerdotal y dominicana. Son testimonios que destacan su manera de ser, sus virtudes, sus hábitos y nos van revelando quién era el Centro de su vida.

Las frases o relatos que irán apareciendo se encuentran en el libro TESTIMONIOS, escrito por el P. Vito T. Gómez op. Magnífica Obra que recoge infinidad de testimonios de personas que conocieron al Padre Coll, convivieron con él y otras que escucharon lo que de él se decía. Destacan los testimonios de las primeras Hermanas de la Congregación, quienes recibieron directamente sus enseñanzas sobre la vida religiosa de una Dominica de la Anunciata, objetivos de la Fundación y estilo a seguir.

La Obra Testimonios, al igual que otros escritos sobre Francisco Coll, Obras completas, biografía, se puede consultar en la Biblioteca digital de esta misma web.

Fr. Domingo Coma recordaba a su connovicio como amante del silencio y de la soledad, de porte exterior humilde y risueño; no necesitó corrección en los capítulos de culpas, fue fiel cumplidor de los consejos evangélicos, piadoso, expansivo, pacífico.

 

El P. Domingo Coma aseguraba que Fr. Francisco Coll era muy estudioso, preguntaba a los Padres lectores o profesores sin insistir, es decir, sin mostrar obstinación en sus propios puntos de vista; jamás se acaloraba en los círculos académicos, ni preguntaba por asuntos políticos, que tanto dividían a veces a las comunidades religiosas.

 

Aprovechó a fondo los años de su formación teológica; no pasaba mucho tiempo en recreos, aunque participaba en los obligatorios y en ellos se mostraba muy jovial. En los ratos que le dejaban libre sus deberes de oración litúrgica y estudio se consagraba a la oración personal y a la lectura de libros piadosos, en especial de Fr. Luis de Granada; leía también con asiduidad el Ejercicio de perfección y virtudes cristianas, del P. Alonso Rodríguez, S.J.