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     Mis queridas hermanas, en este mes de agosto celebramos una fiesta muy entrañable para nosotras: Santo Domingo de Guzmán. Fiesta entrañable porque fortalece nuestra identidad de dominicas y nuestra pertenencia a una familia grande en número y en diversidad de vocaciones. Es en esta familia donde el Padre Coll nos quiere, dominicas, así como él era dominico.

     Nacimos como Familia en el contexto histórico y social del siglo XIII, lleno de desafíos y oportunidades. Hoy, nuestro tiempo presente nos ofrece la invitación a la pasión y a la aventura, la llamada a salir del lugar de confort y seguridad, a la constancia y a la perseverancia, a lo nuevo, a la creatividad… no desde las propias fuerzas o talentos, y sí desde el encuentro personal con Jesucristo que una y otra vez nos llama, nos envía y nos desafía: “Ve y predica”.

     Este inicio de siglo exige, en todos los lugares donde estamos presentes, una evangelización audaz y llena de esperanza. No creo que sea fácil, pero Santo Domingo,  las primeras compañeras y compañeros tampoco lo tuvieron fácil. Eso sí, llevaban entusiasmo y pasión en su vida y predicación. Pues a esto nos invita también hoy el Papa Francisco cuando nos dice: “Al que arriesga, el Señor no lo defrauda”.

     Celebremos en nuestras comunidades, con nuestros hermanos y hermanas de la Orden y con toda la Iglesia la novedad y actualidad del carisma dominicano.

¡FELIZ FIESTA!

Hna. Ana Belén Verísimo OP