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Espigando la Regla del Padre Coll V

2 junio, 2021

CAPÍTULO IV

«DE LA CARIDAD FRATERNA»

Excelencia de la caridad o de la unión fraterna

Dicen nuestras Constituciones: «Las hermanas, al responder a la llamada del Señor a la vida religiosa, nos reunimos en una misma casa sobre todo para vivir unidas en caridad, teniendo, a ejemplo de la Iglesia primitiva, una sola alma y un solo corazón hacia Dios».

También el último Capítulo General nos recuerda que: «Las hermanas formamos una comunidad de vida en el amor. Nos mueve el anhelo de construir comunidades humanizadoras, alegres y acogedoras que avancen juntas en el seguimiento de Cristo», y nos invita a cultivar relaciones fraternas que ayuden a fortalecer vínculos de confianza y libertad.

San Francisco Coll ―como buen fraile formado en el espíritu de Nuestro Padre Santo Domingo, quien reprodujo en la Orden el modelo de las primeras comunidades cristianas―, propuso la vida fraterna como elemento constitutivo para el pequeño grupo de hermanas que comenzaban a asociarse a su obra.  A tal punto esto era para él tan importante que expresó: «Esta unión debe ser ante todas y sobre todas las cosas, y el día que esta unión faltare, lo que no permita Dios Nuestro Señor, queda ya destruido este santo instituto».

Conocedor del corazón humano por la experiencia de largas horas como confesor, al redactar la Regla dejó consignado en el capítulo IV unos pensamientos sencillos, pero profundamente prácticos y universales a la hora de construir la convivencia y ayudar, así, a cuidar la vida evangélica de las comunidades y sus miembros.  Recogemos aquí algunos de ellos:

  • Las hermanas deben estar tan unidas que deben vivir como miembros de un mismo cuerpo.
  • En este cuerpo religioso todas comen de un mismo pan de instrucción, de educación, de corrección, de comer y vestir, de trabajo y de descanso.
  • Es nuestro Santo Instituto un cuerpo adornado de miembros y todos ellos tienen su propio oficio.
  • Cada hermana debe estar contenta con su misión y no debe ni puede envidiar a las demás.
  • Revístanse, ¡oh amadas hermanas en Jesucristo!, de entrañas de caridad por dentro y por fuera.
  • Les recomiendo la caridad que ata, conserva y da vida a todos.
  • La caridad mantiene la unión y conformidad de voluntades.
  • La caridad amalgama opuestas condiciones.
  • Procuren rechazar todo juicio o sospecha contra una hermana.
  • Juzguen bien a todo el mundo.
  • La caridad y el amor de unas con otras, no ha de ser solamente interior en el corazón, sino que se ha de demostrar con palabras y obras.
  • Les conviene ser humildes, mansas y pacíficas.
  • Las contiendas hacen perder la humildad, la caridad y el buen nombre.
  • En el trato y conversación usen modales dulces con todos.
  • Sufran las contrariedades por amor a Jesucristo.
  • Si alguien las ofende, respondan con mansedumbre y verán como pronto se aplaca el enojo.
  • Si alguna hermana les viene a pedir perdón, recíbanla con amor y humildad. La humildad y la caridad pondrán en paz a las dos.
  • Amen con obras.
  • Ayúdense unas a otras con palabras de caridad, sobre todo, con obras y buen ejemplo.
  • Hermanas, todas las virtudes les recomiendo, pero de un modo especial, la caridad, la caridad, la caridad.

Hna. Susana Ruani