ENTREGA DE ACTAS A LAS COMUNIDADES DE FRANCIA Y SUIZA
Al finalizar la entrega de Actas del Capítulo general a las comunidades de Cataluña, H. Natividad y Consejo pasaron a Francia y luego a Suiza para encontrarse con las 3 comunidades presentes en estos países y dárselas también a ellas personalmente.
La comunidad de Lezignan fue anfitriona, allí se reunieron las dos de Francia, la tarde del 29 de octubre. La capilla de la casa fue el ambiente acogedor en el que se desarrolló la celebración de la misma manera que en los otros lugares, vivenciando cada momento sin prisas, compartiendo fraternalmente.
En el diálogo surgieron temas que ya habían sido también de interés en otros grupos de hermanas: las vocaciones y la responsabilidad de nuestro testimonio, nuestra nueva manera de estar en las obras educativas, el proceso de unificación de las provincias y otros.
La priora general entregó las actas a cada hermana y realizó el gesto de llenar con agua las vasijas de las comunidades de Lezignan y Valrás, signo del nuevo nacimiento al que estamos invitadas para ser esa «Anunciata renacida para una evangelización audaz». Finalmente, la cena compartida fue un buen broche del encuentro.
Después de visitar y compartir el día 31 de octubre con la comunidad de Valrás se continuó viaje y el 1º de noviembre el Consejo general estaba ya en Suiza.
La celebración de entrega de actas fue el sábado 3 de noviembre por la tarde, esta vezexclusiva para la comunidad del Foyer St. Elisabeth. Las hermanas mostraron interés por las distintas determinaciones del Capítulo; entre otros, el tema de la pastoral vocacional volvió a suscitar el diálogo.
El momento del signo comunitario fue vivido con intensidad, como expresión de lo que antes se había reflexionado a partir del cuento propuesto en la celebración: necesitamos de la comunidad para reavivar la sed espiritual y buscar juntas el Agua viva. Finalizada la celebración compartimos la Eucaristía en casa, como es habitual los sábados. Por la noche se completó el día en una animada recreación.
Tanto en Francia como en Suiza se vivió un clima fraterno y festivo. El encuentro entre las comunidades y con el Consejo general fue un buen impulso para acoger con un corazón abierto las disposiciones del Capítulo y animarnos a hacerlas vida.
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