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Queridas Hnas:

Quisiéramos expresarles parte de las experiencias vividas durante el año 2017 y 2018, en los cuales realizamos nuestras primeras etapas de formación en las comunidades de Guatemala y Perú, donde tuvimos la experiencia de compartir con las hermanas la misión que realizan tanto en el campo educativo, como pastoral. Hemos podido profundizar en la convivencia comunitaria con las hermanas, así como la vivencia del carisma al estilo “Dominicas de la Anunciata”, lo cual nos ha ayudado a tener un espacio de discernimiento donde pudimos ir respondiendo al proyecto de Dios que nos ha confiado. Nos sentimos agradecidas con la comunidad de la Anunciata en Guatemala y las comunidades del Perú y Paraguay, por lo que nos han brindado.

El día 15 de enero del presente año, partimos de nuestras comunidades para llegar a El Salvador, tierra de mártires que nos acoge, de la misma forma nos recibe la comunidad OSDA con los brazos abiertos y mucha alegría.

Antes de comenzar esta nueva etapa, que implica un paso importante en nuestras vidas, tuvimos la oportunidad de preparar nuestro corazón y compartir dos días intensos en la casa “Padre Coll”, llevamos a cabo unos días previos de retiro espiritual, en el cual en un ambiente de silencio y reflexión pudimos entrar en intimidad con Dios y con nosotras mismas.

Durante esos dos días nos acompañaron las hermanas Miriam Zapeta y Flormira Araujo, quienes nos ayudaron a profundizar en nuestra vocación, en el encuentro con el Señor para dar una respuesta confiada y vivida en fraternidad.  Dentro de los temas tratados, podemos subrayar la parte que más nos llamó la atención, “el llamado de los discípulos” ya que manifiestan una cadena de llamadas en el seguimiento de Jesús y nos enseñan cómo responder a ese llamado para realizar el proyecto de Dios que nos ha confiado.

Llegado el día veinte de enero se celebró la entrada al noviciado en la comunidad OSDA. Durante la ceremonia, en la cual pudimos reflexionar acerca de la figura de Jesús frente a la Samaritana, que nos invita a una búsqueda constante en esta nueva etapa. La maestra de novicias nos hizo entrega de unas vasijas como símbolo de estar sedientas y con deseos grandes de búsqueda de esa fuente de agua viva, fuente que da vida eterna. Seguidamente expresamos a la Priora Provincial, Hna. María Teresa Enríquez nuestro deseo de formar parte de la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata, ante las diferentes comunidades de El Salvador y de la hermana Flormira proveniente de Perú, quienes con mucha alegría acogieron nuestra petición y se nos entregó la cruz dominicana, como distintivo de esta etapa que iniciamos, una etapa en la que se nos invita a profundizar y perseverar en la llamada que Dios nos hace.

Puesto los ojos en Jesús, nos sentimos felices de iniciar esta nueva etapa del noviciado, donde buscamos encontrar un sentido a nuestras vidas, en este estilo de vida.

Como hermanas provenientes de diferentes países, queremos vivir la comunión desde la interculturalidad y ser fieles a lo que el Señor nos pide.

Concluimos agradeciendo a la provincia San Martín de Porres por la acogida y por permitirnos vivir esta nueva experiencia de fraternidad y búsqueda. No sin antes encomendarnos a sus oraciones.

Con mucho cariño las novicias:

María Pablo Andres Santos de Guatemala -Huehuetenango,

Pascuala Cóc Chóc, de Guatemala- Santa Cruz del Quiché y

Magdalena Nuñez Amarilla de Paraguay-Luque.