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DOMINGO DE RAMOS

9 abril, 2019

Estamos en el umbral de la Semana Santa en la que conmemoramos hechos importantes de nuestra historia de Salvación. Seguimiento, cruz, solidaridad, Resurrección.

Los textos de la liturgia de este domingo  ponen de manifiesto contextos y actitudes diferentes.  La Pascua era la fiesta judía por excelencia: conmemoración anual de la liberación del pueblo de la esclavitud egipcia. Su celebración ponía al rojo vivo las expectativas políticas del pueblo, sus ansias de liberación y su esperanza mesiánica. Era una ocasión apta para movilizaciones populares de todo tipo (Florentino Uríbarri) Jesús tuvo que ser muy consciente de este clima.

Su entrada en Jerusalén se enmarca en un momento de gloria, de clamor y júbilo ante el paso de Jesús: “la multitud de los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios a grandes voces…”  la persona de Jesús, suscita la adhesión fácil a su persona por parte de aquellos que habían visto o  se habían beneficiado de sus acciones o simplemente habían oído hablar de Él. En este contexto es fácil proclamarlo Rey, reconocerle como el Mesías prometido, descendiente del Rey David.

Se  celebra una entrada triunfal, asemejándola a la entrada de un rey terreno que triunfa de sus enemigos. Pero lo de Jesús, más que una entrada triunfal es una entrada como Mesías,  no del mesías que el pueblo y sus jefes esperaban, sino del siervo sufriente que no viene a hacer triunfar al estado sobre sus enemigos sino a convertir los corazones a Dios.

Con frecuencia constatamos en la sociedad y a veces en nuestro entorno,  lo fácil que es ponernos al lado de los que triunfan y lo difícil que resulta, a veces, mantenerse al lado de los aparentemente fracasados. Muchas veces “la opinión pública” sustituye la falta de criterios propios o la valentía para mantener los criterios personales.

¿Y después de los ramos? Al domingo de palmas y laureles, de gritos de victoria y aleluyas le siguen el silencio y abandono no sólo de la multitud sino de los suyos.

La liturgia continúa y nos muestra un cambio profundo de escenario y de actitudes dentro de la semana que comienza. Ya en este mismo domingo el evangelista Lucas nos relata la pasión de Jesús con algunas notas peculiares a las que me voy a referir.

Lucas dirige su evangelio a una comunidad formada por cristianos de la segunda generación. Utiliza el evangelio de Marcos como fuente principal amén de otra serie de parábolas y relatos, algunos de los cuales sólo conocemos por el evangelio de Lucas.

Quisiera subrayar en el relato de la pasión según San Lucas algún aspecto que caracteriza a este evangelio.

El relato de la pasión lo estructura en tres partes:

  • Cena, despedida y testamento.
  • Oración en el huerto y secuencia de interrogatorios
  • Crucifixión y muerte

(de Rocío Gª Garcimartín Editorial Verbo Divino)

Se celebra dentro de la Pascua que conmemora la liberación del pueblo escogido.

Celebración con los discípulos como rasgo de fraternidad, de amistad.

Gesto y memorial. Pan partido, cáliz ofrecido, “haced esto en memoria mía” que cada Eucaristía renueva la entrega de Su Vida hasta convertir la historia humana  en Historia de Salvación.

Y en esta cena de despedida quedan patentes algunos rasgos de nuestra condición humana y algunas actitudes que Jesús propone a sus futuros seguidores.

El anuncio de la traición de Judas nos recuerda la debilidad y opacidad del corazón humano capaz de dejarse llevar por la ambición, la decepción…… de no reconocer a Jesús como  Mesías. Ellos comenzaron a preguntarse quién sería capaz de hacer eso.

Seguidamente en el relato de Lucas quedan patentes deseos y ambiciones de nuestra condición humana, ser los primeros, ser los más importantes. Y Jesús nos da las claves del “Buen gobierno evangélico” Entre vosotros, el más importante ha de ser como el menor, y el que manda como el que sirve” (22, 27).

Jesús alerta a Simón de los tiempos difíciles que se avecinan “pero Yo he rogado por ti” (Algunos exégetas indican que Lucas manifiesta una sensibilidad especial ante el tema de la oración). Y Pedro en un exceso de confianza en sus posibilidades responde: Señor contigo hasta la muerte.

En un contexto de oración, en Getsemaní,  se pone de manifiesto  la  experiencia de Jesús frente a la muerte. Comparte la angustia y fragilidad del hombre pero experimenta al mismo tiempo la fuerza de Dios a través de  un ángel.

Su camino hacia la cruz se inicia con la entrega a los jefes por parte de Judas, el apresamiento y posterior proceso. Pero Lucas no destaca tanto los detalles del prendimiento y sí la grandeza de Jesús, su grandeza moral. ¿Señor herimos con la espada? (22.49) Jesús no se contenta con oponerse al uso de las armas, cura la herida del enemigo dando un ejemplo de dominio de si y de generosidad.

El proceso de Jesús es largo y sufre también el abandono de los suyos. La comunidad de Lucas y la de  todos los tiempos también experimentan la dificultad de seguir a Jesús en los momentos difíciles, el evangelio de Lucas tiene un valor catequético.

Pero Jesús siempre sorprende con un gesto de compasión, comprensión, ternura. En la casa del Sumo Sacerdote y ante la cobardía de Pedro a confesarse discípulo de Jesús…Lucas es el único evangelista que destaca: “Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro” (22.61)

Y otros momentos en los que también narra Lucas: “Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí… (22.28) “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (22.34)

Dentro de las personas que intervienen en este relato de la pasión Simón de Cirene aporta este sentido de solidaridad con el que sufre. El que va camino del calvario es Jesús y son todas las personas que cargan pesadas cruces sobre su vida, cruces de odio, de  persecución, de hambre, injusticias, explotación y  nos invitan y reclaman nuestro hombro para alivio del suyo.

Lucas en el relato de la pasión, y llevado por su admiración y adhesión a Jesús, evita insistir en todo aquello que puede vulnerar la dignidad de Jesús. Su evangelio se conoce también como el evangelio de la misericordia.

Hoy y en el inicio  de la Semana Santa, recorramos este camino del Crucificado, “Vía Crucis”, en solidaridad con todos los crucificados de nuestro mundo, profundizando e identificándonos cada vez más con este Jesús nuestro Maestro.

Termino con una estrofa de una canción propia del tiempo y que me ha acompañado durante muchas cuaresmas: “Nadie puede cargar con su cruz, si no lleva la cruz de sus hermanos, y ante esta inmensa cruz que arrastra el mundo, todos hemos de ser solidarios”.

H. Maria Victoria S. Urrutia