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La Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA), en vista del Sínodo de los Obispos del próximo año 2018, cuya temática será: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” ha organizado un Congreso en Roma del 1 al 3 de diciembre de 2017 sobre la “Pastoral Vocacional y Vida Consagrada”.

800 personas de diversos lugares, lenguas, Institutos religiosos e Institutos seculares.

Participamos 6 Hermanas Dominicas de la Anunciata.

El congreso comenzó el viernes 1 de diciembre por la mañana con las presentaciones pertinentes y un Mensaje del Papa Francisco. Presidieron las diferentes sesiones el Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación, Joao Braz de Aviz y el Secretario de la misma, Monseñor José Rodríguez Carballo.

La primera ponencia: “El seguimiento de Cristo en el Nuevo Testamento”, a cargo de Monseñor Rodríguez Carballo. Vocación significa convocar, llamar a alguien para que venga a seguir a algo o a alguien. En el Evangelio de Marcos los Doce representan el paradigma de la vocación: somos buscados y llamados por Cristo, el cual, pasando junto a nosotros nos ve, nos llama y nos ama.

La segunda ponencia de la mañana: “Los jóvenes hoy y la vida consagrada”. La impartió Pascual Chávez, salesiano. Nos encontramos ante una nueva generación de jóvenes, los primeros jóvenes incrédulos que han crecido en una sociedad cuyo horizonte de sentido no ha sido la fe. Un nuevo humanismo exige un nuevo cristianismo que revise sus espacios y sus tiempos. ¿Qué necesitamos cambiar?

Tras la comida y un buen rato de intercambio de opiniones con los otros participantes del Congreso tuvo lugar la ponencia de la tarde: “Las culturas y las vocaciones a la vida consagrada”, Timothy Radcliffe, OP. ¿Cómo acompañamos a las personas en sus caminos e historia particulares hacia la entrega por el Reino a través de sus culturas concretas?

La jornada del sábado 2 de diciembre estuvo marcada por la presentación de “Experiencias de Pastoral y de acompañamiento vocacional” desde los diferentes continentes. Esto continuó con los grupos de trabajo lingüísticos en donde pusimos en común las prácticas vocacionales de nuestras localidades y propusimos dos de ellas para que fuesen llevadas al Sínodo.

La tarde del sábado comenzó con un “Panel de experiencias: Llamados a la vida consagrada” y a continuación una interesante ponencia sobre el sínodo del 2018, impartirá por el Secretario General del mismo, el Cardenal Lorenzo Baldisseri. Este sínodo pretende poner en primer plano a los jóvenes para que sean escuchados y puedan guiar la reflexión de la iglesia. Una vez elaborado el documento preparatorio del Sínodo y una vez hechas las múltiples consultas se está a la espera de la reunión pre-sinodal que tendrá lugar en Roma del 16 al 29 de marzo contando con la presencia de 300 jóvenes de todo el mundo.

Una última ponencia cerró la sesión de la tarde: “El cuidado de la dimensión humana en el camino de la vida consagrada, indicaciones en la nueva ratio”, impartida por el Cardenal Beniamino Stella.

La jornada del domingo 3 de diciembre comenzó con la Mesa redonda: “Vida consagrada: horizontes y esperanzas”, en la que tres religiosos jóvenes participantes en el Congreso ofrecieron su aporte sobre la situación de la vida consagrada y qué aspectos deberían tenerse en cuenta. El trabajo en grupos estuvo dedicado a elaborar propuestas concretas de cara al próximo Sínodo. Estas propuestas iban en dos grandes líneas: 1) Salir al encuentro de los jóvenes y poner en diálogo sus culturas concretas con el Evangelio; 2) Potenciar el trabajo intercongregacional y de comunión en la pastoral vocacional.

Los momentos de oración, la celebración de la Eucaristía, estuvieron preparados con gran esmero cada día.

El Congreso nos ha reafirmado en nuestra apuesta por la pastoral vocacional, convencidas de que hemos de trabajar en crear cultura vocacional, ser comunidades-testimonio de vida, abiertas a los jóvenes, escuchar a los jóvenes y llevarlos al encuentro con Jesús para poder responder a su llamada.

Agradecemos el haber podido participar en este Congreso y agradecemos a las Hermanas de nuestra Comunidad de Roma la acogida cariñosa, sus atenciones, detalles, la fraternidad vivida.

HH. Eulalia, Rosa, Elena, Gloria, Edwige y Ana