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20 agosto, 2018

AYUDA A LOS POBRES: “Compartir las Bendiciones Compartidas”

«Cada cristiano individual y cada comunidad está llamado a ser un instrumento de Dios para la liberación y promoción de los pobres, y para permitirles ser completamente parte de la sociedad. Esto exige que seamos dóciles y atentos al grito de los pobres y que vengamos en su ayuda» (Evangelii Gaudium, 187).

La parroquia de San Juan Pablo II a través del comités de acción social, evangelización y culto, coordinadas por las hermanas de Dominicas de la Anunciata de la comunidad de San Carlos City, Filipinas, extienden una mano a nuestros hermanos y hermanas necesitados especialmente a los enfermos, los ancianos, las víctimas de las inundaciones y la familia de EJK (asesinatos extrajudiciales) en el barrio de Mabalbalino, San Carlos, Pangasinan.

El ministerio a los pobres es uno de los programas de la Archidiócesis de Lingayen-Dagupan para fortalecer realmente en cada parroquia la opción por los pobres; lo mínimo, lo último y lo perdido en la sociedad.

A través de las bendiciones compartidas de las personas de buen corazón, Caritas Dagupan distribuyó a las parroquias algunos bienes para compartir con nuestros hermanos y hermanas necesitados, especialmente aquellos que se vieron afectados por las inundaciones. Las hermanas de la comunidad de San Carlos City, el párroco Padre Jimmy Quinto y líderes del consejo pastoral fueron a distribuir la ayuda a las familias, un gesto de la Iglesia, estar con los más necesitados.

Si hay unas pocas personas que se juntan se va haciendo más grande el grupo. Gracias a la generosidad de cada persona que amorosamente compartió sus bendiciones a los necesitados. De una manera encilla y poco, puede ser, sin embargo, llegó y tocó el corazón de nuestros hermanos y hermanas que lo recibieron.

Sin embargo, en Mateo 4: 4: Jesús dijo: Está escrito: No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. MISA (Ministerio de Acción Social) trabaja mano a mano con las catequistas y los miembros de la BEC (Comunidad Eclesial de Base). Reunieron a la gente en grupos de adultos, jóvenes y niños y enseñaron catecismo. La gente no sólo está hambrienta de comida física, también de comida espiritual. Después de la catequesis fue la celebración de la Sagrada Eucaristía.

Gracias a todas las personas que dieron generosamente y aún gracias a los que recibieron con agradecimiento. La gracia de Dios fluye suavemente en los corazones de cada individuo. A través de esto, nos convertimos realmente en instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, y para permitirles ser completamente parte de la sociedad.

H. Joanne U. Ocal, dominica de la anunciata

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