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COMENTARIO DEL EVANGELIO III DOMINGO DE PASCUA CICLO B

13 abril, 2021

Evangelio: Lucas 24, 35-48 

El evangelio de este Domingo nos presenta 3 figuras que debemos pararnos a reflexionar

La primera es la de los dos discípulos que regresaron de Emaús

Preguntémonos nosotros hoy ¿Cómo fue su camino? ¿Qué actitud tuvieron frente a lo sucedido? ¿Cómo reconocen a Jesús? También nosotros nos sentimos a veces derrotados, desanimados, sin esperanza, pero en ese camino logramos reconocer a Jesús que es vida, que es amor, que es entrega, que es solidaridad.

San Lucas nos cuenta que estos dos discípulos llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles y les contaron lo que había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Cada uno de nosotros ¿experimentamos la resurrección y la compartimos con los demás?  debería ser algo esencial en nuestra vida ver como Dios nos ha ido conduciendo y atrayendo con lazos de amor sin que a veces nos percatemos de ello, estamos llamados a dar gracias a Dios constantemente. Jesús siempre nos muestra su inmenso amor y nosotros debemos saber  llevarlo, como los dos discípulos lo llevaron a los apóstoles al reconocerlo, que podamos reconocerlo en los rostros sufrientes de cada hermano y hermana y con alegría le digamos que no todo está perdido, también nos invita a que tomemos conciencia de lo difícil que fue para los discípulos reconocer a Jesús, lo mismo que para nosotros no es tan sencillo descubrirlo en nuestra vida más cuando vivimos momentos difíciles.

Preguntémonos ¿somos capaces de ver a Jesús en el mundo que nos rodea, en el hermano que sólo quiere que lo saludemos, que le ofrezcamos un gesto amable, o que lo miremos como un igual?

La segunda figura que nos presenta este evangelio es el desconcierto y el temor

 Muchas veces estamos confundidos, desorientados al igual que los discípulos cuando estaban reunidos, con miedo, cuando se les presentó Jesús y les dijo “La paz esté con ustedes” ellos estaban desconcertados creían ver un fantasma quizás pensaron nos estamos volviendo locos, esto no puede estar pasando, estamos soñando, era algo inesperado para todos los que estaban allí reunidos. Pero él les dijo:  “No teman; soy Yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su interior?”. Estas mismas preguntas nos hace Jesús hoy. Cada uno conoce lo que hay en su interior y nos invita   a no temer, a tener la confianza puesta en el resucitado, nos muestra sus manos y los pies para decirnos que miremos sus heridas, heridas que encontramos en nuestros hermanos más desprotegidos. Los enfermos de Covid, los niños maltratados víctimas de  explotación, de la trata, tráfico de órganos, las mujeres maltratadas etc. Les costaba aceptar la novedad de la Resurrección. El miedo de los discípulos es expresión de la dificultad que todos tenemos para creer…

La ultima figura que nos presenta este evangelio es les abrió el entendimiento

Entonces les abrió el entendimiento  para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto”

Cuando alguien celebra su cumpleaños, o el nacimiento de un nuevo miembro de la familia comprendemos que hay que compartir, comprar pastel, realizar invitaciones y hablamos de ello por todo el pueblo con mucha alegría y ¿saben por qué pasa esto? porque la alegría siempre se transmite. Conseguiste el trabajo que buscabas; tu hijo se graduó de la universidad; alguien se recupera de un problema de salud; entonces te sientes feliz y quieres que todo el mundo se alegre contigo. Eso es lo que les pasó a los discípulos de Emaús. Han reconocido a Cristo resucitado y quieren que todo el mundo se alegre con ellos. Se han convertido en misioneros, en apóstoles del evangelio. El fruto de reconocer a Jesús siempre es el mismo: la alegría. Es por ello que estamos llamados a dar testimonio, con las palabras y con la vida, que Jesús ha resucitado, que Jesús está vivo y presente en medio de nosotros. Todos nosotros estamos llamados a dar testimonio de que Jesús está vivo.

Podemos preguntarnos: pero, ¿quién es el testigo? El testigo es uno que ha visto, que recuerda y lo cuenta. Ver, recordar y contar son los tres verbos que describen la identidad y la misión. El testigo es uno que ha visto, con ojo objetivo, ha visto una realidad, pero no con ojo indiferente; ha visto y se ha dejado involucrar por el acontecimiento. Por eso recuerda, no solo porque sabe reconstruir de modo preciso los hechos sucedidos, sino también porque aquellos hechos le han hablado y él ha captado su sentido más profundo. Entonces el testigo cuenta, no de manera fría y distante sino como alguien que se ha dejado cuestionar y desde aquel día ha cambiado su vida. El testigo es uno que ha cambiado de vida.

Hna Kathia Lorena Ibarra Fletes

Provincia «San Martín de Porres»